Los ingredientes empleados por los santeros en sus hechizos se escogen cuidadosamente y tienen siempre una relación clara con la naturaleza del problema. Todos los materiales usados en los ebbós y bilongos dan un indicio de sus empleos, sea a través de sus nombres, o de sus características individuales y su composición.
Cada ensalmo simula una experiencia humana actual, generalmente la que quiere el santero que sufra su cliente. Muchas cosas son hechas por él sobre el principio de que lo igual produce lo igual en una imitación deliberada de los resultados que desea lograr. Cada hechizo es un drama en miniatura escenificado por el santero, utilizando los ingredientes del ensalmo para representar a las personas involucradas o lo que quiere que experimenten.
Las historias relatadas por los encantos pueden ser de amor, de odio o de esperanza, las fuerzas empleadas para trasformar en realidad estas producciones escenificadas son los poderes sobrenaturales de los dioses yorubas. Una vez que la atención del santero está fija en una situación dada que desea cambiar para su beneficio o el de su cliente, la chispa que promueve el efecto deseado es la convicción total y la fe intensa del santero en el poder de los orishas y la justicia de sus demandas. Esta dualidad de creencia es tan poderosa que libera cantidades vastas de energía, que producen a su vez la reacción buscada.
El hechizo del "coco ebrio", es un buen ejemplo de esta peculiaridad de la magia simpática de la santería. Este ensalmo requiere la utilización de un coco, varios tipos de licor, el humo de un fuerte cigarro y varias esencias. Los nombres de las esencias son: Amor, dominante, menta, sigúeme, vencedora.
La menta se asocia tradicionalmente con hechizos planeados para dominar la mente de alguien. La causa obvia de esta práctica es el pareado entre las palabras menta y mente.
El amoniaco o ármoniaco lo usan muchos santeros, mezclado con azúcar, para fomentar las relaciones armoniosas entre dos personas. ¿Por qué? Porque ármoniaco es muy semejante a armonía... y, por supuesto, el azúcar es un edulcorante natural.
En el hechizo del "como ebrio" el coco es símbolo de la cabeza y la mente de la persona sujeta al ensalmo. El coco se vacía de su agua; esta acción representa una forma de catarsis por la cual se dispone de todas las creencias e ideas anteriores del individuo. Después, el coco vacío se llena con dulces para endulzar la disposición de la víctima hacia el que está haciendo d hechizo. Se agregan varios tipos de licor para "emborrachar" a la víctima con el amor sugerido por la esencia de amor y así, aturdida completamente y con la voluntad debilitada, podrá resistir las sugerencias sutiles de las otras esencias que parecen murmurar: "Sígueme, porque soy vencedor y dominante con mi amor sobre tu mente".
El humo del agarro contribuye más al aturdimiento espiritual y mental de la víctima, y lo hace presa fácil de la voluntad del santero. El orisha invocado en este acto mágico es el poderoso Elegguá, quien, corno amo de todas las puertas, puede abrir y cerrar ciertamente la mente de una persona siempre que quiera. Las velas sirven para reforzar el hechizo y la voluntad del santero.
Es obvio que este ensalmo sea una aplicación de la ley de similitud, que es la base en la magia homeopática. Es un ejemplo típico de la imaginación simbólica empleada por el santero en su trabajo mágico.
Carl G. Jung dijo en su libro Man and His Symbol que "los símbolos representan siempre algo más que su significado obvio e inmediato. Todavía más, son productos naturales y espontáneos. Aparecen en toda clase de manifestaciones psíquicas. Hay pensamientos y sentimientos simbólicos, actos y situaciones simbólicos. Parece frecuentemente que incluso los objetos inanimados cooperan con el inconsciente en la disposición de patrones simbólicos. Sin embargo, hay muchos símbolos que no son individuales sino colectivos en su naturaleza y origen. Estos son principalmente imágenes religiosas que surgen de sueños primitivos y fantasías creadoras. Como tales, estas imágenes son manifestaciones involuntarias, espontáneas, y de ningún modo inventos intencionales".
Este hecho es de gran importancia en la comprensión de las motivaciones del santero y su proyección de actos mágicos, pues los orígenes de las creencias y prácticas religiosas de la santería se hallan tan enterradas en el misterio del pasado que parecen no tener origen humano. Son de hecho "representaciones colectivas" y como tales, llegan a los niveles conscientes cuando la mente se encuentra en un estado receptor. Esto es lo que sucede cuando el santero invoca a un orisha para conducir un ritual o hacer un hechizo. Toca el cierre oculto del inconsciente, liberando así un torrente de imágenes simbólicas que interpreta como el formato para su ensalmo o para su ritual.
Cada ensalmo simula una experiencia humana actual, generalmente la que quiere el santero que sufra su cliente. Muchas cosas son hechas por él sobre el principio de que lo igual produce lo igual en una imitación deliberada de los resultados que desea lograr. Cada hechizo es un drama en miniatura escenificado por el santero, utilizando los ingredientes del ensalmo para representar a las personas involucradas o lo que quiere que experimenten.
Las historias relatadas por los encantos pueden ser de amor, de odio o de esperanza, las fuerzas empleadas para trasformar en realidad estas producciones escenificadas son los poderes sobrenaturales de los dioses yorubas. Una vez que la atención del santero está fija en una situación dada que desea cambiar para su beneficio o el de su cliente, la chispa que promueve el efecto deseado es la convicción total y la fe intensa del santero en el poder de los orishas y la justicia de sus demandas. Esta dualidad de creencia es tan poderosa que libera cantidades vastas de energía, que producen a su vez la reacción buscada.
El hechizo del "coco ebrio", es un buen ejemplo de esta peculiaridad de la magia simpática de la santería. Este ensalmo requiere la utilización de un coco, varios tipos de licor, el humo de un fuerte cigarro y varias esencias. Los nombres de las esencias son: Amor, dominante, menta, sigúeme, vencedora.
La menta se asocia tradicionalmente con hechizos planeados para dominar la mente de alguien. La causa obvia de esta práctica es el pareado entre las palabras menta y mente.
El amoniaco o ármoniaco lo usan muchos santeros, mezclado con azúcar, para fomentar las relaciones armoniosas entre dos personas. ¿Por qué? Porque ármoniaco es muy semejante a armonía... y, por supuesto, el azúcar es un edulcorante natural.
En el hechizo del "como ebrio" el coco es símbolo de la cabeza y la mente de la persona sujeta al ensalmo. El coco se vacía de su agua; esta acción representa una forma de catarsis por la cual se dispone de todas las creencias e ideas anteriores del individuo. Después, el coco vacío se llena con dulces para endulzar la disposición de la víctima hacia el que está haciendo d hechizo. Se agregan varios tipos de licor para "emborrachar" a la víctima con el amor sugerido por la esencia de amor y así, aturdida completamente y con la voluntad debilitada, podrá resistir las sugerencias sutiles de las otras esencias que parecen murmurar: "Sígueme, porque soy vencedor y dominante con mi amor sobre tu mente".
El humo del agarro contribuye más al aturdimiento espiritual y mental de la víctima, y lo hace presa fácil de la voluntad del santero. El orisha invocado en este acto mágico es el poderoso Elegguá, quien, corno amo de todas las puertas, puede abrir y cerrar ciertamente la mente de una persona siempre que quiera. Las velas sirven para reforzar el hechizo y la voluntad del santero.
Es obvio que este ensalmo sea una aplicación de la ley de similitud, que es la base en la magia homeopática. Es un ejemplo típico de la imaginación simbólica empleada por el santero en su trabajo mágico.
Carl G. Jung dijo en su libro Man and His Symbol que "los símbolos representan siempre algo más que su significado obvio e inmediato. Todavía más, son productos naturales y espontáneos. Aparecen en toda clase de manifestaciones psíquicas. Hay pensamientos y sentimientos simbólicos, actos y situaciones simbólicos. Parece frecuentemente que incluso los objetos inanimados cooperan con el inconsciente en la disposición de patrones simbólicos. Sin embargo, hay muchos símbolos que no son individuales sino colectivos en su naturaleza y origen. Estos son principalmente imágenes religiosas que surgen de sueños primitivos y fantasías creadoras. Como tales, estas imágenes son manifestaciones involuntarias, espontáneas, y de ningún modo inventos intencionales".
Este hecho es de gran importancia en la comprensión de las motivaciones del santero y su proyección de actos mágicos, pues los orígenes de las creencias y prácticas religiosas de la santería se hallan tan enterradas en el misterio del pasado que parecen no tener origen humano. Son de hecho "representaciones colectivas" y como tales, llegan a los niveles conscientes cuando la mente se encuentra en un estado receptor. Esto es lo que sucede cuando el santero invoca a un orisha para conducir un ritual o hacer un hechizo. Toca el cierre oculto del inconsciente, liberando así un torrente de imágenes simbólicas que interpreta como el formato para su ensalmo o para su ritual.
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