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ORACIÓN A LAS SIETE POTENCIAS


Las Siete Potencias Africanas

De todas las deidades santeras, siete han sido agrupadas en un septenario poderoso conocido como las Siete Potencias Africanas. Los orishas que forman este famoso grupo son Obatalá, Elegguá, Changó, Oggun, Orúnla, Yemayá y Ochún.
 
Aunque también se adoran individualmente se piensa que unidos tienen un poder inmenso. Los siete orishas los emplean los santeros en casos muy difíciles. Se cree que controlan, como grupo, todos los aspectos de la vida humana. Por ejemplo, Obatalá trae paz y armonía entre la gente; Changó da poder sobre los enemigos y es el símbolo del placer sensual; Elegguá abre todas las puertas de la oportunidad y aparta todos los obstáculos; Ochún es la patrona del oro, el amor y los matrimonios; Oggún es el dios de la guerra y proporciona trabajo a los desempleados; Orúnla da gran poder y abre las puertas del pasado y del futuro, y Yemayá es la diosa de la fertilidad y de la maternidad.

 
Es fácil ver así por qué piensan los santeros que la unión de los siete orishas trae tanto poder.

Es interesante notar la correspondencia señalada entre las Siete Potencias Africanas y algunos otros sistemas ocultos. En astrología, las siete deidades Yorubas corresponden precisamente a los atributos de los siete planetas de los astrólogo antiguos.

En el simbolismo cabalístico ocupan las siete estaciones inferiores del árbol de la vida. También tienen un parecido sorprendente con algunos de los dioses y diosas del panteón griego. Existen muchas otras correspondencias que parecerán obvias al lector, pero las que he mencionado son las más interesantes.
 
ORACIÓN A LAS SIETE POTENCIAS AFRICANAS
 
¡Oh Siete Potencias que estáis alrededor
del Santo entre los Santos!
 
Humildemente me arrodillo
para implorar vuestra intercesión por nosotros
ante Dios, Padre amoroso que proteges
a toda la creación animada e inanimada.
 
Os pido en nombre del Santísimo
y Dulce Nombre de Jesús que accedáis a mi petición
y me devolváis la paz del Espíritu
y la prosperidad material,
alejando de mi casa y quitando de mi paso
los escollos que son la causa de mis males,
sin que jamás puedan volver a atormentarme.


     Mi petición me dice que es justa
y si accedéis a ella, añadiréis más gloria
al nombre de Bendito por los siglos de los siglos
de Dios Nuestro Señor,
de quién hemos recibido la promesa
de “PEDID Y SE OS DARA”.

     Así sea en nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo:
 
¡Oídme Chango!..
¡Escúchame Ochún!..
¡Atiéndeme Yemanyá!..
¡Mírame con buenos ojos Obatalá!..
¡No me desampares Ogún!..
¡Seme propicio Orulá!..
¡Intercede por mi Eleguá!

 Concédeme lo que te pido
por la intercesión de las Siete Potencias Africanas
¡Oh!, Santo Cristo de Olofi,
por los siglos de los siglos seas bendito. 
AMEN. 
 

OCHÚN ¿QUIÉN ES? ORACIÓN Y OFRENDAS


Ochún es la diosa yoruba del amor, del matrimonio y del oro y, por lo tanto, en la santería, es Oshún-Yalodde, sincretizada como Nuestra Señora de La Caridad del Cobre-patrona de Cuba. Es conocida afectuosamente como mamá Cachita, Yeyé-Cari y Yeyé-maru.

Es la diosa de las aguas fluviales y la Venus del continente africano. Es bella y coqueta y se le representa de ordinario con un espejo en las manos, peinando sus cabellos con un peine hecho de conchas de mar.
 
 
Yeyé-Cari abeberiye moroladde peine alamadde otto: los poderes de Ochún son ilimitados.
 
Ochún rige sobre el área abdominal y se la invoca frecuentemente durante los embarazos difíciles. Siempre está feliz y afable, adora bailar y contar chistes en los güemileres, pero también es terrible cuando se despierta su cólera.
 
Lydia Cabrera narra en su libro sobre santería, El monte, una historia concerniente a un babalao que incurrió en la ira de Ochún de la manera más infortunada. Parece que el santero era un orno-Oshún, un "hijo" de la diosa, y tenía en su posesión un manto de seda amarilla y un pavo real enorme, un ave consagrada a la orisha que se le había dado como un obsequio, por uno de sus devotos.

El santero tuvo la audacia, encontrándose en condiciones económicas deplorables, de vender el pavo real y empeñar el manto perteneciente a Ochún. Pocas horas después de esta acción cobarde, el balalao fue poseído por la diosa. En los alrededores, todos ya estaban en cama cuando despertaron por los gritos de cólera de la diosa, quien se lamentaba en los tonos más amargos de la acción del omo-orisha. Por fortuna vivían otros santeros en el área, y fueron llamados prontamente en ayuda del santero.

Ochún se conducía del modo más atemorizante, maldiciendo a su omo-orisha y acusándolo de haber dispuesto de sus propiedades sin su autorización. Se encontraba en un estado tan colérico que no descubrió que estaba en posesión del santero y pedía sin cesar que fuera llevado a su presencia para poder castigarlo de modo apropiado. Los testigos de esta molesta escena no sabían cómo explicar a la diosa que estaba "montada" en el santero a quien tanto deseaba castigar. Decidieron decirle que había salido de negocios en algún sitio, pero que tan pronto como volviera lo informarían de su enojo. La enfurecida diosa respondió que lo esperaría. Frente a esta nueva complicación, los santeros tuvieron que rogarle y suplicarle en exceso a la orisha para aplacarla.



Estaba respirando con dificultad, golpeando el suelo con los pies, furiosa indescriptiblemente, y por último tuvo que abanicarse con el agbebé (el abanico empleado cuando un dios se muestra demasiado contrariado). "Son míos, temí eiyé, quiero mi pavo real y mi manto"-gritó repetidas veces, y se tranquilizó únicamente después de muchas invocaciones y convino en partir, pero no antes de advertirles: "Díganle que si no me devuelve mis propiedades va a ikú ("morir"). Si no ha devuelto todo en tres días va a saber quién es Yalodde. Obisú ñaña, niákeni, ofofó, atiyú, afóyuddi" (todas son palabras obscenas en el lenguaje yoruba).
 
Tan pronto como se fue Ochún, los santeros explicaron al infortunado omo-orisha lo que había sucedido durante su posesión por la diosa. Dos días más tarde despertó ardiendo en fiebre y recordando que Ochún le había dado solamente tres días para devolverle sus propiedades; se apresuró a la casa de empeños para recuperar el manto, nada más para saber que ya había sido vendido. Decidió comprar otro del mismo color y luego fue al mercado, donde compró con sus últimos centavos un pavo real pequeño. Volvió a su hogar, temblando de fiebre, para entregar a Ochún los objetos recién adquiridos. Creyéndose perdonado, se metió al lecho sólo para ser poseído otra vez por la orisha, que estaba el doble de furiosa que en su primera visita.

"Este no es mi pavo real", gritó, "mi aggüeni era enorme. Era gan-gán. Era así de grande" y señaló exageradamente una distancia a 1.20 m del suelo. "Y este no es mi manto. Este es un manto feo, barato, que compró este hombre miserable en un bazar". Su cólera no tenía límites. Dijo a los santeros que se reunieron prontamente a sus gritos que el omo-orisha sería metido en la cárcel por esa ofensa y que pagaría con la vida el insulto a su dignidad.
 
Pocos días después, la policía fue a buscar al santero, que había olvidado pagar algunas cuentas, y pasó algunos días en la cárcel, hasta que su esposa pudo pagar la fianza. Un poco más tarde padeció una afección estomacal grave y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y casi murió durante su confinamiento en el hospital. La cólera de Ochún pudo calmarse únicamente con las oraciones de otros santeros y así pudo escapar el omo-orisha de lo que llamó una muerte segura.

Dice la leyenda que Ochún es la hermana de Changó, pero también su amante; constantemente está luchando con Oyá, quien también es una de las concubinas de Changó, para obtener los favores de éste. En una historia, Changó se quejó con Ochún de que Oyá no lo dejaba abandonar la casa. Oyá conocía su miedo a ikú (la "muerte") y, como ella es uno de los guardianes de los cementerios, trajo esqueletos innumerables a la casa y los apostó ante cada puerta y ventana, en tal forma que Changó no pudiera salir del lugar.
 
Ochún pintó con cascarilla la cara de Changó y fue a la puerta principal a coquetear con el ikú que estaba custodiándola. Mientras el esqueleto hacia insinuaciones a Ochún, Changó salió disfrazado con la cascarilla y pudo escapar de Oyá.

Según otra leyenda, Ochún, hizo la primera lámpara con una calabaza. En los güemileres baila frecuentemente con una calabaza dentro de la cual se ha encendido una vela. Siempre guarda en estos frutos su oro y todos sus implementos para la brujería.
 
Muchos de los ebbós preparados bajo su influencia son hechos con una calabaza. Un encantamiento de esta clase se hace para obligar a regresar a un amante. El santero ahueca una calabaza y pone dentro cinco uñas de gallo, un huevo, pimienta, mejorana, agua florida, un artículo personal del individuo a quien se quiere hacer volver y su nombre escrito en un trozo de papel. Escupe tres veces dentro de la calabaza y la pone frente a te imagen de Ochún, donde permanece durante diez días. Al terminar este periodo lanza la calabaza al río. Según los santeros, este ebbó proporciona la garantía del retorno hasta del amante más renuente.


También puede hacerse mucho mal con una calabaza, asegura un santero que conozco, quien me ha hablado de un bilongo que emplea las hojas de la calabaza. Siempre que el santero quiere perjudicar a alguien reúne tres tipos distintos de cenizas y los envuelve en una hoja de calabaza, junto con un artículo personal de la presunta víctima y su nombre escrito en un pedazo de papel. Pide a Ochún que trasforme en cenizas la vida de la persona y entierra la hoja. Poco después de esto, su enemigo muere o tiene un destino terrible. El mismo santero dice que un bitongo preparado con siete hojas de calabaza y veintiún granos de pimienta molidos, pueden demoler con gran facilidad un edificio.

Tal vez este fue el bilongo empleado contra una iyalocha bien conocida de la calle Delancey en -la ciudad de Nueva York, llamada solamente doña Catalina, quien tuvo una discusión con otra santera y un poco más tarde tuvo la experiencia desdichada de ver que un coche chocaba contra un costado de su edificio de cuatro pisos, que se desplomó muy prontamente al suelo. Por fortuna no resultó herido nadie en el accidente y la iyalocha pudo comprar otro edificio en la vecindad, con la ayuda de Ochún.

Se preparan muchos hechizos con auxilio de Ochún.
 

ORACIÓN

Madre Ochún dame tu bendición
y vísteme con tus encantos,
para poder atraer el amor a mi vida,
que yo pueda ser vista
a tu imagen y semejanza,
dulce, bondadosa, atractiva,
sensual, amorosa y bella.

 
Para que los hombres
fijen en mi sus miradas
y se sientan atraídos hacia mi,
como las abejas a la miel.

Para que queden seducidos y conquistados,
para que se enamoren de mi
para siempre, para la eternidad.

Madre mía, Dueña del Río,
del mundo donde
todo hijo de Santo va a bañarse,
para recibir la bendición del agua dulce,
para tener amor, felicidad, alegría y fortuna.

Mujer con su saya
y sus cinco Pañuelos para bailar,
Reina linda con su risa y alegría,
pero hay que tener cuidado
no conocemos cuando está brava.
 
Mujer Muertera,
Mensajera de Olofin
Odukú Gracias.

EN YORUBA

OchúnYeyé Mi Ogá ni gbogbo ibú,
laye nibo gbogbo o´mó orisha
leuwé nitosi gba obukán,
ni omí didun nitosi oni Alafia
ati ayo onbirin kue lu re che wiwo
ti re ma ru achó géle nitosi
go ayaba ewe kuelu re reri
ati ao augbón be oni cho nitoriti
ko mou nigbati wa ibinu obirin
 ikú ikó ni Olofin Adukué.
 

OGGÚN, ¿QUIÉN ES? REZO Y OFRENDAS

 
Oggún es el dios de la guerra y los metales. Es el patrón de todas las cosas metálicas y da empleo cuando es necesario.
 
La mayoría de los santeros coinciden en que Oggún es hijo de Obatalá y Oduddúa, pero su origen verdadero está envuelto en el misterio.

Su esposa es Oyá, quien lo dejó por Changó al poco tiempo de su matrimonio.
 
Oggún es un amigo muy íntimo de Elegguá, quien lo auxilia cuando está en dificultades.
 
En una leyenda, después que nació Oggún, Obatalá lo abandonó en la selva, pues el niño fue producto de una aventura de amor ilícito del orisha. Elegguá estaba en las proximidades vagando por la espesura, cantando y recogiendo alguna hierba. Oyó al niño y fue a ver de dónde venía el grito. Halló a Oggún al pie del árbol, lo adoptó y lo crió en la selva.
 
El joven dios creció fuerte y saludable en la selva y muy pronto pudo empeñarse en combates con los dioses. Su valor era tan grande que su fama se propagó muy rápidamente.
 
En una de las leyendas, Oggún se casó con Yemayá, pero poco después del matrimonio, el anhelo de batallar se apoderó de él otra vez, y la dejaba sola por periodos prolongados para participar en guerras contra los otros orishas. Luchaba, día y noche sin interrupción, excepto para trabajar en su fragua.
 
Yemayá le suplicó que cesara sus constantes combates y cuando él se negó a hacerlo, decidió detenerlo a su modo...
 
Como diosa del mar, tiene dominio de las aguas del océano. Por lo tanto, produjo el diluvio universal, permitiendo que las olas del mar cubrieran la tierra. Esto puso fin definitivamente a las guerras de Oggún, y el dios, avergonzado por haber sido vencido por una mujer, volvió a la selva a ocultar su vergüenza a los ojos humanos. Desde esos tiempos permanece allí en la selva, sin salir de sus confines.

Según el mito yoruba, Oggún enseñó a los hombres a cazar. Sus altares se ponen generalmente bajo alguno de sus árboles favoritos.
 
Los yorubas invocaban la ayuda de Oggún antes de cada expedición de cacería y cada vez que iban a la guerra, sacrificando en su honor un perro o un gallo, para asegurar su auxilio en la lucha. Estas prácticas aún son observadas en África.

Oggún es utilizado también en curaciones difíciles, especialmente de tumores y de enfermedades de la piel. Un santero que conozco cuenta esta historia, que ya había oído yo en varias ocasiones:
 
Durante un güemilere, uno de los omo-orishas de Oggún fue poseído por el dios. Así poseído, se acercó a una mujer que padecía una úlcera abierta en una pierna y había asistido a la ceremonia con la esperanza de curarse. El omo-Oggún se arrodilló en el piso y procedió a limpiar la herida con la boca.
 
Otra mujer que estaba parada cerca no pudo soportar el espectáculo y vomitó allí mismo. El dios interrumpió la curación, encolerizado y volvió toda la fuerza de su ira contra la mujer infortunada que se había atrevido a interrumpirlo en forma tan despreciativa. La fustigó por haber mostrado repugnancia hacia su acción y le prometió que muy pronto ella misma sería objeto de la repugnancia de otros.
 

Poco después, la mujer curada por Oggún sanó de la úlcera, mientras que la que vomitó a los pies del orisha enfermó de tuberculosis. Como esta enfermedad es temida particularmente en los trópicos, nadie se acercaba a ella por temor al contagio. Así sé realizó la profecía de Oggún.

Ogun tiene un gran apetito y va a comer casi cualquier cosa. Le gustan los plátanos, el pescado ahumado, la jutía, las granadas, las uvas, las sandías, los puros, el ron, la ginebra, los plátanos, la cabra, el gallo y las palomas.

Oggún es uno de los orishas más populares y venerados y, como Changó, su ayuda se pide frecuentemente para vencer a un enemigo. Los santeros también preparan resguardos, usando al dios para proteger sus empleos o los de sus clientes. En la santería, está sincretizado como san Pedro.
 
INVOCACIÓN A PAPA OGGÚN
 
"Papá Oggún, tú el de la mirada fija de leopardo.
Tú, cuyos ojos no nos aburren.
A medida que miras hacia arriba desde el trabajo.
Estás condenado a hacer eternamente.
 
Tú conoces las tinieblas dentro de nosotros,
las bestias enjauladas por tan frágiles barrotes,
la ronda silenciosa de trabajo,
la dedicación, el ritmo del martillo sobre el yunque,
forjando las propias cadenas,
para liberar las manos de los demás.
Caza nuestra pereza como a un antílope asustado,
y no descanses hasta que nos hayas llevado al suelo,
que es donde pertenecemos.”

El canto de Oggún debe ir acompañado de un círculo de tambores. Es una armonía sin palabras que se canta sobre los tambores. Cada persona que no está tocando debe dar una vuelta golpeando el yunque con un martillo de metal, en honor a Oggún, el herrero.
 

ORÚNLA ¿QUIÉN ES? ORACIÓN Y OFRENDAS

 
De acuerdo con la tradición yoruba, el poder más grande de Orúnla es el de la adivinación. Es también el amo del pasado, el presente y el futuro, así que es el concepto africano del tiempo.
 
Es el dueño de la Tabla de Ifá, el ABC de la santería, por medio de la cual pueden pronosticar el futuro los babalaos.

Orúnla se conoce también como Orunmila y está sincretizado como San Francisco de Asís.

En una leyenda, Changó fue el primer propietario de la Tabla de Ifá, pero como era muy joven e irresponsable, no quiso molestarse con ella y, por lo tanto, la regaló a Orúnla.

Otra versión, dice que Changó dio la tabla a Orúnla a cambio de que este orisha le diera, a su vez, sus grandes habilidades para la danza.
 
El mejor amigo de Orúnla, del dios Ifá, y del babalao, es el irreprimible Elegguá.

En otra de las leyendas, se informó a Olorún-Olofi que Orúnla estaba adivinando con la Tabla de Ifá. El creador rio y dijo que el único adivinador verdadero en el mundo era él mismo. Pero como persistieron los rumores decidió poner a prueba los poderes de Orúnla. Convocó a todos los dioses y les dijo que iba a simular que estaba muerto y que debían llamar a Orúnla y pedirle que fuera a rendirle los últimos homenajes. Elegguá, quien estaba escuchando tras la puerta, como siempre, corrió a la casa de Orúnla antes que llegara cualquiera de los otros dioses, e informó a Orúnla del proyecto de Olofi.

Cuando llegó a Orúnla el mensaje de que fuera a decir su último adiós al creador, el orisha se aproximó al catafalco imponente donde se hallaba tendido con gran pompa el falso cadáver y dijo:

"Olofi no está okkvó (muerto). Olofi es óddara aggadágodáo (muy fuerte). Solamente quiere saber si en realidad Orúnla puede ver la verdad".

Olorún-Olofi se impresionó mucho, por supuesto, con esta "prueba" de los poderes de Orúnla y le hizo muchos regalos y le obsequió dinero, que el dios compartió muy prudentemente con Elegguá, para asegurar la continuación de la ayuda de éste.
 
En algunos relatos, el primer vidente fue Elegguá, quien enseñó a Orúnla la ciencia de la adivinación y los procedimientos por medio de los cuales pudiera pronosticar el futuro con la Tabla de Ifá.

Orúnla no es empleado para curaciones o hechizos, como los otros orishas. Su poder es estrictamente el de la adivinación, y los santeros devotos del orisha son por lo común grandes adeptos a la adivinación del futuro.



ORACIÓN

Ante ti estoy, padre mío Orula,
solicitando tu ayuda,
para que llegues a mi vida
y ahuyentes de mi demonios y males.
 
Para que todas las sombras
que quieran aparecer en mi camino
sean destruidas por tu voluntad
y nunca jamás me persigan.

Te invoco, aquí y ahora, Orula,
para que seas el protector de mi persona,
empresa, familia y vida,
de forma que todas mis ganancias
se vean aumentadas y protegidas por ti.

Ven a mi siempre trayendo
los mejores mensajes de buena fortuna
y que todos los Orishas
sean portadores de oro en mi camino.
 
No mires mis bolsillos,
ni la profundidad de los mismos,
solo llénalos abundantemente,
con muchos beneficios para mí y los míos,
que siempre te alabamos
y seguimos tu infinita luz tan reservada.
 
Así sea. 
 

OBATALÁ, ¿QUIÉN ES? ORACIÓN Y OFRENDAS


De acuerdo con la leyenda, cuando dios, el creador (Olorún-Olofí) se cansó de reinar sobre la tierra, entregó su reino a Obatalá, conocido también como Oxalá u Orixalá. Obatalá es un término yoruba que significa rey de la pureza o de la blancura, y el blanco es el color atribuido al orisha. Obatalá, que representa a los cielos, casó con Oduddúa, quien es el símbolo de la tierra.
 
En África, ambos orishas se representan por dos cabezas unidas, pintadas de blanco. Algunos santeros dicen que Oduddúa es el aspecto femenino de Obatalá y no una entidad separada.
En realidad, Obatalá se concibe en muchas partes de la leyenda como una mujer y en la mezcla sincrética, el orisha se representa por Nuestra Señora de la Merced.
 
Algunas versiones de la leyenda dicen que Obatalá fue creado del barro por Olofi.
 
Los yorubas ven a Obatalá como el protector de las ciudades y los templos, y en algunas pinturas se le representa como un caballero con una lanza en las manos.

Los sacerdotes de Obatalá siempre visten de blanco y llevan frecuentemente trazos de pintura blanca en toda la cara y en el torso.

Se atribuyen a Oduddúa, también conocida como Yemmu, las mismas cualidades que a Afrodita, la diosa griega del amor.

Sus aventuras amorosas son innumerables y algunas de ellas extremadamente espinosas. En una de las leyendas tiene una aventura muy apasionada con un joven cazador, pero es sorprendida por Obatalá, quien le arranca los ojos en un acceso de celos.

Debido a esta circunstancia, se le conoce algunas veces como Yya Agbe, la madre ciega.

Los santeros creen que toda la estructura ósea del cuerpo pertenece a Obatalá (los huesos son blancos), y también la cabeza y los sesos, lo mismo que todo lo que es blanco sobre la tierra.
 
Los hijos legítimos de Obatalá son los albinos (talako), quienes pueden ver mejor por la noche, como el mochuelo, que también es propiedad de Obatalá.

En otra leyenda, Olofi creó sin cabeza el cuerpo del hombre (orí), la cual fue añadida más tarde por Obatalá.
 
Los santeros piensan que el ángel guardián de la cabeza es Eleda. Para tener feliz a Eleda es necesario que sea refrescado con agua de coco (perteneciente también a Obatalá) que de tiempo en tiempo se vierte sobre la cabeza.
 
Cuando se permite que Eleda se sienta muy hambriento o acalorado, bebe la sangre de la cabeza que está protegiendo. La persona puede tener una hemorragia cerebral o recibir un fuerte golpe en la cabeza, de modo que el ángel pueda disfrutar de la sangre.
 
Lo primero que hace un babalao durante una consulta es investigar el estado del Eleda de su consultante. Si el Eleda está muy acalorado, debe refrescársele inmediatamente con agua de coco.
 
En casos muy difíciles, se le alimenta con la sangre de palomas o gallinas blancas. Esto se hace vertiéndole la sangre de las aves directamente sobre la cabeza. Esta es una de las primeras ceremonias que tienen lugar antes del asiento, cuando un santero se inicia en el culto.

Obatalá es el dios de la pureza y por lo tanto se le invoca cuando una persona desea deshacerse de influencias malignas. En los güemilieres, cuando un orisha se muestra muy furioso o contrariado, los santeros invocan a Obatalá para apaciguarlo.
 
Si existe el peligro de guerra o de una epidemia, los santeros colocan banderas blancas alrededor de sus casas. Otra práctica común es poner algunos pedazos de manteca de cacao, coco y cascarón pulverizado de huevo (cascarilla) en una bolsita blanca, que después se pasa por todo el cuerpo, invocando el auxilio de Obatalá para traer paz y salud.

También se utiliza algodón en muchas invocaciones a Obatalá. Las semillas de algodón, machacadas y mezcladas con sebo de vela (sebo de Flandes), se usan para deshacer tumores. También se prepara un té con semillas de algodón para curar el asma y la bronquitis.
 
Los santeros ponen algodón sobre la boca siempre que quieren hablar con Obatalá. Se le pide que fortalezca la mente cuando esté agotada por trabajo mental fatigoso.
 
Los santeros recomiendan a los médicos, escritores, abogados y a todas los que piensan intensamente, estas oraciones con algodón. Afirman que los efectos son maravillosos para la mente.
 


ORACIÓN A OBATALÁ
 
¡Obatalá santo creador!
apoya a tus hijos y haznos prosperar,
danos razones para reír.

¡Obatalá el poderoso!
Tú que habitas con una persona
y la haces próspera.

¡Obatalá el Rey supremo!
¡Tú que multiplicas uno solo
en doscientas personas!
multiplícame en cuatrocientos.
multiplícame en mil cuatrocientas sesenta personas.

Santo grande,
Hombre y Mujer de mundo,
creador de todos los buenos y malos.

Rey y Reina albino,
Dueño de la pureza y de todos los justicieros.

Padre grande del mundo,
Protector mío y de todas las casas buenas sanas,
Padre Nuestro,
Albino Misericordioso,
viva, Padre mío.

Padre bueno concédeme lo que te pido,
soy tu hijo, y se que tendrás misericordia de mi,
dame tu ayuda y protección,
y soluciona mis problemas y necesidades:

(Hacer la petición)

Gracias.
 

YEMANYÁ, ¿QUIÉN ES? ORACIÓN Y OFRENDAS


Yemayá es la diosa del mar, de los yorubas, y posee todos los atributos míticos de la Luna. Es madre de catorce de los dioses más importantes, nacidos de su forzada unión con su hijo Orungán.

Su danza ritual simula el movimiento de las olas. Su color favorito es el azul. Sincretizada como Nuestra Señora de Regla, es una de las más populares y amadas de todos los orishas.
 
Los santeros la ven como una reina majestuosa, Yemayá Ataramagwa serabbi Olokún, grave, rica inmensamente con todas las riquezas de los siete mares, y con un orgullo y una arrogancia terribles.
 

 
Como Yemayá Achabbá, es muy dura y exigente, y escucha a sus súbditos únicamente volviéndoles la espalda.
 
Yemayá Oggutte es viril y violenta. En su aspecto más orgulloso y altivo es llamada Yemayá Attaramawa.
 
Olokún Yemayá es la deidad de las profundidades oceánicas. En este aspecto no toma posesión de sus omo-orishas porque, de acuerdo con los santeros, "la vastedad de los océanos no puede caber en una cabeza humana".
 
Un santero se atreverá muy raras ocasiones a efectuar su danza ritual, con la cara cubierta con un velo o una máscara pintada. Pero inmediatamente después debe decir una oración especial para que la diosa no lo mate.
 
Yemayá Olokún nada más puede ser vista en sueños. Tiene cara muy redonda con las marcas tribales de los yorubas (yeza) en las mejillas. Sus ojos son muy prominentes, con pestañas largas y rectas.
 
Durante la luna nueva, la piedra (otan) consagrada a ella se cubre con cascarilla (cascarón de huevo pulverizado).
 
Antes que el santero pronuncie el nombre de Yemayá Olokún, toca el piso con los dedos y besa el polvo así reunido.

En una de las leyendas, Changó no sabía que Yemayá era su madre, ya que había sido criado por Obatalá. Una noche fue a una fiesta y al hallar a Yemayá entre los invitados, lo subyugó su hermosura ultraterrena. Sin saber que era su madre, trató de hacerle el amor. Yemayá, que sabía quién era Changó, no le dijo que ella era su madre, sino simuló interés en sus insinuaciones y le pidió que fuera a casa con ella. Changó aceptó y allí lo llevó a la playa, donde tenía esperando su barca. Ambos la ocuparon y Yemayá navegó hasta que estuvieron en alta mar.

Allí, ella saltó de la barca y agitó el agua, creando una ola gigantesca que volcó la embarcación, lanzando a Changó a las aguas arremolinadas. Changó, que no sabe nadar, luchó en las aguas, clamando a Yemayá que lo salvara. Pero la diosa lo dejó que luchara sin tratar de salvarlo. En este momento crítico apareció en escena Obatalá, montado en un delfín, y suplicó a Yemayá que salvara a su hijo, que se ahogaba. Yemayá replicó :

"Alakatta oni feba orissa nigwa" (lo salvaré cuando esté a punto de ahogarse). Y aguardó hasta que Changó estaba casi ahogado antes de sacarlo del mar a la barca. Allí le dijo que eso había sido su castigo por haberse atrevido a hacer insinuaciones impropias a su madre. Changó se excusó humildemente: "Coffiéddeno Iyá mi" (no sabía que eras mi madre). La madre y el hijo se abrazaron en la embarcación y desde ese día Changó adora a Yemayá, que es la única, además de Obatalá, a quien Changó considera superior a sí mismo.
 
Se dice que el manjar predilecto de Yemayá en los güemileres son las cucarachas. Cuando uno de sus omo-orishas es poseído por la orisha, come toda cucaracha que encuentre. Por esta razón, los santeros se aseguran de que ninguno de estos insectos esté a la vista durante uno de los güemileres celebrados en honor de la orisha. Las cucarachas son también las favoritas de los otros dioses, quienes las emplean como sus mensajeras.

Muy a menudo Yemayá es empleada en los ritos de fertilidad, por las mujeres que no pueden tener hijos. También es tenida como la protectora de la feminidad, y cualquier clase de asunto que de alguna manera se refiera a negocios de mujeres es resuelto con su ayuda.
 
ORACIÓN A YEMANYÁ
PARA PEDIRLE BIENES Y DINERO
 
Yemanyá,
Madre del Mundo,
fuerza que mantiene la creación,
señora de todos los bienes,
aliento de la vida misma.


Magnánima Madre de todas las madres,
el mar es tu símbolo,
la sal es tu marca.

Tu protección es la lactancia eterna.

Ayúdanos Madre nuestra,
provéenos con lo preciso
para nuestras necesidades diarias,
que no nos falte el dinero
para hacer frente a nuestros pagos,
alimentación, deudas, vestido...
y todo lo indispensable para vivir dignamente.

Que no falte el pan ni la vivienda digna
a nuestros hijos, a nuestra familia,
a nuestros hermanos.

Que no nos falte el trabajo
y no nos llegue la enfermedad.

Yemanya, Querida Madre,
ayúdanos con tu constancia,
sembrando en nosotros el deseo
a perseverar en el amor a nuestro
padre Olorun.

Odoiá Yemanja.

CHANGÓ ¿QUIÉN ES? REZO Y OFRENDAS

 
El más popular y pintoresco de los orishas es indudablemente Changó, el dios del fuego y el rayo, tempestuoso y apasionado.

El origen de Changó también es tema de muchas controversias, pero la mayoría de los santeros coinciden en que es hijo de Yemayá y Aganyú. Es extremadamente viril y un gran mujeriego.

ELEGGUÁ, ¿QUIÉN ES? REZO Y OFRENDAS


Todos los santeros convienen sin ninguna controversia en que después de Obatalá, el más poderoso de los orishas es el malicioso y formidable Elegguá.
 
La fuerza feroz de Changó, el talento de Oggún para la guerra, la influencia de Yemayá y de Oshun en asuntos familiares o económicos serán nulos, a menos que se haya conseguido previamente la buena voluntad de Elegguá.

SAN NORBERTO, ORACIÓN CONTRA ENEMIGOS, TRAICIONES Y CALUMNIAS

 
Podemos orar a San Norberto para que nos ayude a tener un gran amor por Jesús en el Santísimo Sacramento, también para hacerle nuestras peticiones con mucha fe de que  el dará cumplimiento a nuestras suplicas, especialmente en la protección contra enemigos y personas malvadas.
 
Un gran milagro ocurrió una vez mientras San Norberto estaba celebrando la misa. En el altar, justo antes de la Comunión, notó una gran gota roja de la Preciosa Sangre, todo ello rodeado de rayos de luz, que provenían del Sagrado Corazón. Se volvió hacia su diácono y le dijo:
 
"Hermano, ¿ves lo que veo?"
 
El diácono respondió: "Sí, padre".
 
La piedra del altar sobre la cual ocurrió este milagro siempre se ha mantenido en el monasterio de Floreffe.
 
ORACION A SAN NORBERTO
 
Oh, valiente paladín de la fuerza
y defensor entusiasta de la fe y la caridad,
a tus pies está un fervoroso devoto
y admirador de tus grandezas.

 
Siete flechas te solicito,
 una para mis enemigos,
otra para los calumniadores,
otra para los envidiosos,
 otra para los traidores,
 otra para los infieles,
 otra para los que no creen en la ira de dios
y la otra para los que se apartan
de la verdadera senda de la providencia.
 
Tu, mi adorado san Norberto,
que con tu valor domesticaste a las fieras
y venciste muchas veces al diablo,
podrás concederme los favores 
que te pido en esta oración,
por la santa cruz, que fue tu divisa.
 
A ti, el gran vencedor,
te pido confundas a mis enemigos
y los hagas venir a mí para yo perdonarlos
y llevarlos al sendero de la piedad santa.

Los ciervos y las fieras te obedecieron 
y fuiste el más sobresaliente paladín
de la cristiana prédica.

A tus pies, te pido que hagas que mi vida
se vea fuera de todo peligro
y pueda gozar en la tierra del fervor de dios,
para ser digno de tu bendición
en la hora de mi muerte.
 
Amén.
 
(se recomienda llevar una estampita o medalla de san Norberto, para tener protección del santo. Su fiesta es el 6 de junio. También conviene dedicar tres flores blancas a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo o una vela de color blanco).
 

San Norberto no quería vivir cerca de la ciudad, por lo que eligió un lugar llamado Premontre, que estaba a unas diez millas de distancia de Laon. En Premontre, había un valle solitario en forma de cruz. Una capilla abandonada estaba allí, llamada así por San Juan Bautista. San Norberto se quedó en el valle y pasó la noche en oración. Allí se le apareció la Santísima Virgen María y le dijo que fundara una orden religiosa. La orden fue llamada los premonstratenses o norbertinos.

Gradualmente los hombres vinieron a unirse a San Norberto. Los primeros discípulos fueron siete jóvenes que provenían de familias ricas. Se unieron al santo sacerdote, abandonando todo, para seguir una vida de oración y penitencia.

Les dio la Regla de San Agustin y un hábito que explicaba:
 
“Toma y viste este hábito blanco. Es blanco para recordarte que, como sacerdote, siempre debes seguir siendo puro como los Ángeles. Siempre recuerda las palabras de Jesús: 'Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios'. Continuó : “Quiero que unas tu trabajo como sacerdote con el estilo de vida monástico. Dios te bendiga."
 
Lo más querido para el corazón de San Norberto fue la formación de buenos y santos sacerdotes. Para ganar nuevos monjes, continuó sus esfuerzos misioneros. Le siguieron muchos y en poco tiempo, tenía cuarenta religiosos estudiando para sacerdotes. También tenía un gran número de hermanos laicos que vivían en las chozas alrededor de la capilla en Premontre.
 
La gente creía que el padre Norberto era un santo. La santidad de San Norberto y sus bondadosos compañeros, pronto ganó los corazones de la gente. Se hicieron verdaderos penitentes. ¡Toda la ciudad convertida! Tan grande fue el amor y la admiración por San Norberto, que fue llamado el "Apóstol del Santísimo Sacramento".
 
En 1134, el final de Norbert estaba cerca. Sus estrictos ayunos y penitencias, y su exposición al clima extremo, lo habían debilitado. Murió después de una larga enfermedad, el 6 junio de 1134. 
 

ORACIÓN A EXÚ, EL RECEPTOR DE PEDIDOS


Exú es un Orisha, del grupo de los Orisha Oddé (guerreros). Él gobierna las manifestaciones de los malévolos. Para que el bien se manifieste, es necesario conocer el mal y las formas de evadirlo. Exú es también el dueño de los caminos y de las encrucijadas, así como el receptor de nuestros pedidos.
 
ORACIÓN
 
Señor de las encrucijadas,
del cruce de caminos,
que es más que un amigo
y con quien la confraternidad
 siempre he querido.

Trabajo muy duro y comprometido
el de ser mensajero y receptor
de todos nuestros pedidos
porque Oxalá u Obatalá así lo ha querido.


Siendo el más humilde entre los humildes
tienes la grandeza de los que se han engrandecido,
mitigando el dolor del afligido,
socorriendo al desamparado y desprotegido.

Cumples lo que has prometido
colaborando en la redención humana
sin distinción de emblemas,
razas, color o motivos.

Limpiando tu karma,
me ayudas a encaminar el mío,
luchando contra el mal
en todas sus formas o estilos.

Reflejas la sabiduría
de los que han comprendido.

¡Qué viva tu nombre, Exú!

Por los siete caminos,
por los siente senderos,
en donde has esclarecido
alejando las sombras
y todo lo oscurecido.
 

Exú siempre está haciendo trampas, engaña a los Orishas y los hombres en las diferentes leyendas o patakines. Se refiere a las desgracias que ocurren en nuestras vidas cuando no estamos en sintonía o equilibrio con lo que nos rodea.

 
Únicamente los Babalawos cargan y  dan a Exú ya que no es coronado.
 
Según ifá tiene 201 caminos. Los Babalawos lo consagran con diversos elementos de la naturaleza. No habla por el Dilogún y no va a itá. Trabaja directamente con Orunla; Él es el que toma ebbó y da cuenta de las ofertas.
 
La mayoría de los Oshas y Orishas están acompañados por un Exú específico. Además, todos los Odun de Ifá tienen su Exú particular. Exú como objeto de adoración está hecho por los awó de Orunmila.
 
La combinación Exú-Eleggua representa el vínculo constante entre lo positivo y lo negativo, de modo que todo cambio exige una crisis y no hay calma sin ella. Cuando un hogar está protegido denota la presencia de Elegua y cuando hay problemas es que Exú ha entrado.

La cultura occidental confundió a Exú con el diablo, pero eso no es correcto, en cualquier caso, podría confundirse con el diablo que tentó a Jesús; Exú, es el embaucador, pero en nada se asemeja al diablo, ya que su objetivo es provocar el caos como medida necesaria para obtener el equilibrio.

ORACION DEL PENSAMIENTO A SAN MARCOS DE LEON PARA DOMINIO DE AMOR


San Marcos de León, Changó,
es uno de los Orishas más poderosos
y se le pide especialmente justicia y dominio
en asuntos legales, judiciales y amorosos.

Su consagración es el 4 de Diciembre.

Se le ofrenda en un altar con su imagen
colocándole manzanas, banana,
una vela roja y blanca
y agregando una Biblia abierta
en el Evangelio de San Marcos,
leyendo algunos párrafos
antes de iniciar la petición.

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