Cualquier mal pensamiento, cualquier ira, cualquier rabia y hasta cualquier envidia o revanchisrno puede hacernos daño. Y si cosas tan sencillas como éstas pueden incidir en nuestra mala suerte, una brujería negra puede causarnos el mal de una forma más directa e hiriente.
Una persona de temperamento negativo puede ponernos de mal humor, chuparnos la energía y hasta hacernos padecer dolores de cabeza, malestar general y cansancio.
Hay vampiros energéticos que se cargan las pilas con nuestra energía positiva, y a veces pueden ser nuestros propios padres, nuestros hijos, nuestros compañeros de trabajo o hasta nuestra querida pareja. Y hasta es posible que seamos nosotros mismos los que contagiamos nuestro mal humor y nuestro desánimo a los demás, es decir, que nosotros mismos podemos ser vampiros energéticos, personas gafes o portadores de desgracias para los demás.