MAGIA Y RELIGIÓN EN EL ANTIGUO EGIPTO. EL JURAMENTO DE ISIS


Los estrechos lazos de unión existentes entre magia y religión en el antiguo Egipto son muy conocidos; ya hemos hablado de ello anteriormente. 

Incluso la Biblia (Libro del Éxodo) atestigua la existencia de tales relaciones cuando describe cómo los grandes sacerdotes, presentes en la corte del faraón, consiguieron imitar con la ayuda de la magia algunos de los prodigios realizados por Moisés con la ayuda de Dios.

- «Moisés y Aarón fueron a casa del faraón y actuaron tal y como el Señor se lo había mandado.

»Aarón lanzó su bastón delante del faraón y de sus ministros, y el bastón se transformó en serpiente.


»Entonces, el faraón llamó a los sabios y a los adivinos. También ellos, los magos de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos: cada uno lanzó su propio bastón que se transformó en serpiente. Pero el bastón de Aarón se tragó sus bastones.»

Un segundo ejemplo, sacado también del Libro del Éxodo, describe el prodigio de la transformación del agua en sangre:

«Moisés alzó el bastón y golpeó el agua del Nilo bajo la mirada del faraón y de sus ministros.

»El agua del río se transformó en sangre, de forma que los peces murieron y el agua se pudrió. Los egipcios ya no pudieron beberla y en Egipto había sangre por todas partes.

»Los magos egipcios, con sus encantamientos, consiguieron hacer lo mismo.»

Y también la invasión de las ranas:

«El Señor dijo a Moisés: “Manda a Aarón que extienda su mano con el bastón sobre los ríos, los canales y los estanques, y las ranas invadirán Egipto”.

»Aarón extendió las manos sobre los cursos de agua y una cantidad enorme de ranas recubrió las tierras de Egipto.

»También los magos con sus encantamientos hicieron lo mismo y de esta forma en Egipto el número de ranas aumentó de forma increíble.»

Pero por muy hábiles que fueran los magos egipcios, tuvieron que rendirse al final ante la potencia de Dios:

«El Señor dijo a Moisés: “Manda a Aarón que extienda su bastón y golpee con él el suelo.

»El polvo de la tierra se transformará en mosquitos en todo el territorio de Egipto”.

»Así lo hicieron: Aarón extendió la mano con el bastón y golpeó el suelo: el polvo de la tierra se transformó en molestos mosquitos para los hombre y para los animales [...].

»También los magos con sus encantamientos intentaron que la tierra se convirtiera en mosquitos, pero no lo consiguieron. Mientras tanto, los mosquitos continuaban molestando a los hombres y a los animales.

Este episodio es muy indicativo de la potencia de la magia, pero también de cómo se vuelve nula si no coincide con la voluntad de Dios.

El león y la osa que se apoyan en la hoguera simbolizan la fusión de la parte femenina y masculina del alma

Además de la Biblia, otras obras antiguas describen prácticas mágicas y doctrinas esotéricas junto a cuestiones de naturaleza religiosa. 

El antiguo texto griego La profetisa Isis y su hijo, contenido en el Codex Marcianum, por ejemplo, representa con un mito la forma en que los conocimientos esotéricos, astrológicos, mágicos y alquimistas se habrían transmitido a los hombres.

La protagonista de la obra es Isis, la poderosa diosa, la gran Luna misteriosa, receptáculo de la sensibilidad y de la intuición, que narra que se retiró a Hormanouthi, la ciudad del arte sagrado, cuando su hijo Horus fue a luchar contra el dios destructor Seth.

En un cierto periodo del año, cuando los astros asumieron aspectos propicios para Isis, vio un ángel que le pidió que fuera suya. Ella no quiso, pero con amabilidad le interrogó sobre los secretos del arte sagrado. El ángel respondió que no podía desvelar un misterio tan grande, pero que al día siguiente pediría ayuda a Amnael, un ángel mucho más sabio que él, que podría satisfacer sus dudas.

Así, al día siguiente al mediodía se presentó Amnael que, seducido por su belleza, deseó poseerla.

Isis se resistió también a él, pero consiguió que le confesara la tradición mágica y todos sus misterios.

Pero para obtenerlos, tuvo que jurar solemnemente al ángel Amnael que no revelaría nunca los misterios aprendidos a nadie en todo el mundo, a excepción de su hijo y su amigo más íntimo.

«Juro en nombre del Fuego, del Agua, del Aire y de la Tierra;

»juro en nombre de la cumbre del Cielo y de la profundidad de la Tierra y del reino de los muertos;

»juro en nombre de Hermes y de Anubis, del aullido de Kerkoros y del dragón guardián;

»juro en nombre de la barca y del barquero Caronte;

»y juro en nombre de las tres necesidades, de los látigos y de la espada.»

Este relato, aunque muy sintético, aporta elementos significativos y aclara una serie de aspectos importantes.

Ante todo confirma, como ya hemos dicho, que el conocimiento mágico tiene un origen divino. En segundo lugar, podemos ver también cómo se revela el secreto a la parte femenina del alma, es decir, a la dimensión depositaria de la sensibilidad, de la emotividad y del sentimiento mientras que la parte masculina, en cambio, está ocupada y distraída por los asuntos cotidianos (la guerra contra el destructor Seth, que es de todos modos un símbolo de la lucha para poner orden en el caos).

Sin embargo, para aportar lo mejor, las dos partes tienen que reunirse y colaborar: únicamente de esta forma alcanzarán la perfecta armonía necesaria a cada ser humano y sobre todo al que pretende ocuparse más adelante de la magia.

Además, no se trata de un hecho casual que en el relato el ángel revele sus conocimientos a Isis en un momento preciso, cuando la disposición de los astros en el cielo es la más propicia: este pasaje indica claramente la estrecha relación entre los astros y la magia.

Además, es muy significativo que el misterio no pueda divulgarse de forma indiscriminada, sino únicamente a las personas que han alcanzado una íntima armonía con los iniciados (recordemos que Isis puede transmitir la revelación únicamente a su hijo y a su amigo más íntimo).

También es muy importante subrayar el hecho de que la revelación se hace posible sólo después de la sublimación del instinto: 

Isis no cede a la tentación de la carne y no se deja poseer por ninguno de los dos ángeles que la habían puesto a prueba. 

De hecho, este motivo es uno de los temas más recurrentes en muchas prácticas de iniciación esotérica, ya que se supone que es posible utilizar las energías propias de las pulsiones sexuales para aumentar la fuerza mágica del iniciado.


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