YEMANYÁ, ¿QUIÉN ES? ORACIÓN Y OFRENDAS


Yemayá es la diosa del mar, de los yorubas, y posee todos los atributos míticos de la Luna. Es madre de catorce de los dioses más importantes, nacidos de su forzada unión con su hijo Orungán.

Su danza ritual simula el movimiento de las olas. Su color favorito es el azul. Sincretizada como Nuestra Señora de Regla, es una de las más populares y amadas de todos los orishas.
 
Los santeros la ven como una reina majestuosa, Yemayá Ataramagwa serabbi Olokún, grave, rica inmensamente con todas las riquezas de los siete mares, y con un orgullo y una arrogancia terribles.
 

 
Como Yemayá Achabbá, es muy dura y exigente, y escucha a sus súbditos únicamente volviéndoles la espalda.
 
Yemayá Oggutte es viril y violenta. En su aspecto más orgulloso y altivo es llamada Yemayá Attaramawa.
 
Olokún Yemayá es la deidad de las profundidades oceánicas. En este aspecto no toma posesión de sus omo-orishas porque, de acuerdo con los santeros, "la vastedad de los océanos no puede caber en una cabeza humana".
 
Un santero se atreverá muy raras ocasiones a efectuar su danza ritual, con la cara cubierta con un velo o una máscara pintada. Pero inmediatamente después debe decir una oración especial para que la diosa no lo mate.
 
Yemayá Olokún nada más puede ser vista en sueños. Tiene cara muy redonda con las marcas tribales de los yorubas (yeza) en las mejillas. Sus ojos son muy prominentes, con pestañas largas y rectas.
 
Durante la luna nueva, la piedra (otan) consagrada a ella se cubre con cascarilla (cascarón de huevo pulverizado).
 
Antes que el santero pronuncie el nombre de Yemayá Olokún, toca el piso con los dedos y besa el polvo así reunido.

En una de las leyendas, Changó no sabía que Yemayá era su madre, ya que había sido criado por Obatalá. Una noche fue a una fiesta y al hallar a Yemayá entre los invitados, lo subyugó su hermosura ultraterrena. Sin saber que era su madre, trató de hacerle el amor. Yemayá, que sabía quién era Changó, no le dijo que ella era su madre, sino simuló interés en sus insinuaciones y le pidió que fuera a casa con ella. Changó aceptó y allí lo llevó a la playa, donde tenía esperando su barca. Ambos la ocuparon y Yemayá navegó hasta que estuvieron en alta mar.

Allí, ella saltó de la barca y agitó el agua, creando una ola gigantesca que volcó la embarcación, lanzando a Changó a las aguas arremolinadas. Changó, que no sabe nadar, luchó en las aguas, clamando a Yemayá que lo salvara. Pero la diosa lo dejó que luchara sin tratar de salvarlo. En este momento crítico apareció en escena Obatalá, montado en un delfín, y suplicó a Yemayá que salvara a su hijo, que se ahogaba. Yemayá replicó :

"Alakatta oni feba orissa nigwa" (lo salvaré cuando esté a punto de ahogarse). Y aguardó hasta que Changó estaba casi ahogado antes de sacarlo del mar a la barca. Allí le dijo que eso había sido su castigo por haberse atrevido a hacer insinuaciones impropias a su madre. Changó se excusó humildemente: "Coffiéddeno Iyá mi" (no sabía que eras mi madre). La madre y el hijo se abrazaron en la embarcación y desde ese día Changó adora a Yemayá, que es la única, además de Obatalá, a quien Changó considera superior a sí mismo.
 
Se dice que el manjar predilecto de Yemayá en los güemileres son las cucarachas. Cuando uno de sus omo-orishas es poseído por la orisha, come toda cucaracha que encuentre. Por esta razón, los santeros se aseguran de que ninguno de estos insectos esté a la vista durante uno de los güemileres celebrados en honor de la orisha. Las cucarachas son también las favoritas de los otros dioses, quienes las emplean como sus mensajeras.

Muy a menudo Yemayá es empleada en los ritos de fertilidad, por las mujeres que no pueden tener hijos. También es tenida como la protectora de la feminidad, y cualquier clase de asunto que de alguna manera se refiera a negocios de mujeres es resuelto con su ayuda.
 
ORACIÓN A YEMANYÁ
PARA PEDIRLE BIENES Y DINERO
 
Yemanyá,
Madre del Mundo,
fuerza que mantiene la creación,
señora de todos los bienes,
aliento de la vida misma.


Magnánima Madre de todas las madres,
el mar es tu símbolo,
la sal es tu marca.

Tu protección es la lactancia eterna.

Ayúdanos Madre nuestra,
provéenos con lo preciso
para nuestras necesidades diarias,
que no nos falte el dinero
para hacer frente a nuestros pagos,
alimentación, deudas, vestido...
y todo lo indispensable para vivir dignamente.

Que no falte el pan ni la vivienda digna
a nuestros hijos, a nuestra familia,
a nuestros hermanos.

Que no nos falte el trabajo
y no nos llegue la enfermedad.

Yemanya, Querida Madre,
ayúdanos con tu constancia,
sembrando en nosotros el deseo
a perseverar en el amor a nuestro
padre Olorun.

Odoiá Yemanja.

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