El cisne es uno de los tótems más potentes y antiguos que existen, lo cual se refleja incluso en su nombre en inglés, swan, uno de los vocablos con mayor antigüedad de la lengua inglesa, que se ha mantenido sin ninguna alteración desde la época anglosajona.
El cisne es un ave majestuosa de blanco plumaje, que pasa por ser la más grande de todas las aves acuáticas. Se alimenta de plantas acuáticas, y su pico es tan sensible que lo utiliza como sensor bajo el agua; por lo que es probable que las personas que lo tengan como tótem se hagan extraordinariamente sensibles a las emociones, tanto las propias como las de los demás.
Por regla general, el cisne es totalmente blanco, salvo el pico y las patas, lo que lo convierte en un símbolo solar. Aunque existe también una especie de cisne negro, en Australia, cuyo simbolismo adopta más bien connotaciones nocturnas, transmitiendo también cierta idea de rareza o anomalía en la naturaleza, o incluso de un ser inexistente.
Uno de los rasgos más característicos del cisne es su cuello, largo y elegante, que representa simbólicamente el puente entre la cabeza (los reinos superiores) y el cuerpo (los mundos inferiores). Este hecho vendría a indicar que, a medida que tomas conciencia de tu verdadera belleza, te capacitas para establecer puentes con nuevas esferas y poderes.
Es precisamente esta capacidad para descubrir la belleza interior y proyectarla en el mundo exterior lo que la medicina del cisne te puede enseñar. El cisne puede hacerte ver la belleza interior que hay en ti mismo y en los demás, independientemente de las apariencias; y, cuando consigues verla, te conviertes en un imán para todos los que te rodean. En definitiva, esta es la idea que se nos transmite en el cuento de El patito feo, de Hans Christian Andersen.
Al cisne le encantan los climas fríos. De hecho, no le gusta nada el calor, y soporta muy bien el frío en tanto en cuanto haya alimento; de ahí que a las personas que tengan al cisne como tótem les resulte también más fácil soportar los climas fríos que los calurosos. Por todo esto, al cisne se le ha vinculado con la dirección norte, cuyo simbolismo convendrá que estudies.
También te sugiero que examines el tipo de cisne en concreto, su especie, si quieres obtener más pistas en relación con tu vida.
El cisne más grande de todos es el cisne trompetero, que adopta tal nombre por su sonora llamada. Por otra parte, el cisne chico es la especie más común, siendo su llamada muy similar a un alarido. El cisne mudo o cisne blanco, el más conocido en Estados Unidos, recibe tal nombre porque la gente cree que pierde la voz cuando llega a la madurez; pero no es cierto que sea mudo, aunque personifica bien la idea de la fortaleza obtenida a través del silencio.
Los cisnes son aves poderosas, capaces de partirle el brazo a un hombre con el batir de sus alas, aunque también hay que cuidarse de sus mordiscos.
Los cisnes son aves poderosas, capaces de partirle el brazo a un hombre con el batir de sus alas, aunque también hay que cuidarse de sus mordiscos.
Son, padres y madres dedicados, que se emparejan de por vida y llegan a vivir hasta los 80 años. Los cisnes reflejan de este modo el poder y la longevidad a los que nos hacemos acreedores cuando nos llegamos a percatar de la belleza y el poder que existen en nuestro interior.
El cisne es el tótem del niño, del poeta, del místico y del soñador, y aparece por todas partes en la mitología y el folclore, normalmente como símbolo tradicional de la belleza y la gracia.
Los cisnes eran sagrados para Afrodita, la diosa del amor, y eran las monturas que tiraban del carro de Apolo. E incluso Zeus, el rey de los dioses, adoptó en cierta ocasión la forma de un cisne para hacer el amor con Leda, una mortal, lo cual es una muestra más de la facultad del cisne para enlazar mundos y dimensiones diferentes.
Pero el cisne no solo aparece en los mitos, sino también en multitud de cuentos de hadas. En muchos de ellos nos hablan de jóvenes doncellas que se convertían en cisnes al ponerse un vestido mágico de piel de cisne; si alguien encontraba la piel, la hermosa doncella se veía obligada a conservar la forma humana y a casarse con quien había hecho el hallazgo o, en su defecto, cumplir con su voluntad. Así, el cisne se convierte en un vínculo con el reino feérico, con el mundo de las hadas y los elfos.
Pero en muchos de estos relatos los cisnes tienen también un final trágico, lo cual apunta al poder primario que tiene la belleza para cambiar el carácter de una persona, si este poder se libera indebidamente, al tiempo que nos habla del control necesario para no dejarse dominar por tal energía.
Un último elemento simbólico relacionado con esta ave es el de su canto, el canto del cisne, un misterio que tuvo su origen en Grecia y que dice que el cisne entona su canto más hermoso justo antes de morir. El canto del cisne se ha convertido en sinónimo de fantasía poética, pero lo cierto es que el cisne puede transmitir los misterios del canto y de la poesía, pues estos misterios pueden alcanzar al niño y a la belleza que hay dentro de cada uno de nosotros.
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