El heroico espíritu de martirio que mostró San Vito se debió a las primeras impresiones de piedad que recibió a través de la enseñanza y el ejemplo de sus virtuosos padres adoptivos.
La elección de los maestros, enfermeras y sirvientes que cuidan a los niños es de la mayor importancia debido a la influencia que ejercen sobre ellos.
ORACIÓN
San Vito, glorioso mártir de Cristo,
en tu niñez estuviste expuesto
a tentaciones violentas y peligrosas,
pero en el temor de Dios y por el amor de Jesús
venciste valientemente.
Oh, amable, joven santo,
te imploro por el amor de Jesús,
que me ayudes con tu poderosa intercesión
para vencer las tentaciones del mal,
para evitar toda ocasión de pecado
y así preservar impecable
la túnica de la inocencia y la gracia santificadora,
y para llegar un día sin mancha
al tribunal de Jesucristo,
y que así pueda disfrutar por siempre
de la visión beatífica de Dios
que se promete a los puros de corazón.
Que por tu intercesión, San Vito, amable santo
obtenga la gracias que te solicito
y una debida estimación del valor de mi alma
y de su redención por la sangre preciosa
de tu Hijo Jesucristo, de modo que,
para su salvación, lleve con paciencia
y fortaleza, todas mis pruebas de vida.
(Hacer la petición)
Joven siervo y heroico mártir se también
guía y protector de los jóvenes cristianos,
para que, siguiendo tu ejemplo, puedan,
después de un combate victorioso,
recibir la corona de justicia en el cielo,
a través de Cristo nuestro Señor.
Amén.
San Vito nació en Sicilia de padres paganos que lo entregaron al cuidado de una enfermera llamada Crescencia. La enfermera y su marido Modesto eran católicos. Hicieron bautizar al bebé y lo criaron en la fe.
Cuando Vito regresó con su padre natural, Hylas, y este descubrió que era cristiano, hizo azotar a su hijo y luego lo entregó al gobernador pagano. Crescentia y Modestus también fueron descubiertos y arrestados. Ellos dos, junto con Vito, fueron terriblemente torturados, pero se mantuvieron firmes en la Fe.
Lograron escapar de la prisión y huyeron juntos a Italia, pero, más tarde, fueron arrestados nuevamente bajo la persecución de Diocleciano.
Ninguna tortura fue suficiente para que renunciaran a su fe, incluyendo estar metidos en una olla llena de aceite hirviendo. Incluso los leones se negaron a atacarlos en el Coliseo. Todos estos hechos milagrosos solo enfurecieron al emperador aún más.
Aunque consiguieron huir estaban ya finalmente tan heridos de muerte que murieron en el año 303, cuando Vito apenas contaba 7 años de edad.
Se invoca a San Vito contra la parálisis, las enfermedades nerviosas y la epilepsia.
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