COMO ELIMINAR ENERGIAS MALIGNAS Y VOLTEAR EN SANTERÍA


PARA DISIPAR ENERGÍAS NEGATIVAS

- Los santeros recomiendan nueve baños hechos con apazote, anamú y albahaca. Con cada baño debe ofrecerse una vela blanca a Obatalá, para que el orisha lave todas las vibraciones malignas.

- Este hechizo tradicional se elabora con el auxilio de santa Clara:

Se coloca un huevo dentro de un vaso nuevo que haya llenado con agua hasta la mitad. Se invoca a santa Clara para que traiga paz y armonía, y se enciende una vela blanca en su honor. Este rito sencillo se repite durante nueve días. Al final de ese periodo, el agua del vaso se tira a la calle y el huevo se lleva a un campo o bosque, donde se estrella contra el suelo. Se invoca nuevamente a santa Clara y se le pide que desaparezca el mal de la vida de uno, en la misma forma en que se quebró el huevo.

- Este es un resguardo, o talismán de buena suerte, hecho con un poco de ajo, yerbabuena y perejil. Algunos santeros recomiendan agregar también un pedazo pequeño de alcanfor, pues los espíritus malignos no pueden resistir el fuerte olor de esta sustancia.

Todos los ingredientes se ponen en una bolsita blanca hecha en casa, que después se lleva a siete iglesias y se sumerge en agua bendita. Esta bolsita debe llevarse siempre encima, para alejar las influencias negativas.

PARA PROTEGER EL HOGAR
 
- Un artificio protector siempre es conservar una rama de anamú, atada con una cinta roja, detrás de cada puerta.
 
- Algunos santeros ponen tras su puerta principal una cruz de tártago y trazan bajo ella una cruz con manteca de cacao.

PARA ANULAR UN HECHIZO MALIGNO

- El modo más rápido y eficiente de anular un ensalmo maligno y proyectario de vuelta a quien lo mandó es emplear la "revocación" tradicional de san Miguel.

Un vaso nuevo se llena con agua hasta una pulgada (2.54 cm) del borde. El vaso se cubre con un platito nuevo y se vuelve de cabeza, cuidando que el agua no se derrame y permanezca dentro del vaso, detenida por el platito.
 
Se corta una pulgada, aproximadamente, de las partes superiores e inferiores de una vela blanca, permitiendo que parte de la mecha sobresalga de la parte inferior. Luego la vela se pone boca abajo sobre el fondo del vaso y se enciende en nombre de san Miguel. Entonces se invoca al poderoso arcángel y se le pide que invierta el curso del hechizo del enemigo y lo devuelva a quien lo mandó, en la misma forma en que se invirtieron el vaso y la vela. El ritual se repite durante nueve martes consecutivos.
 

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