La ballena es el mamífero más grande del mundo, y forma parte de una gran familia de animales de sangre caliente que se adaptaron a la vida en el mar.
Son muchos los mitos que nos dicen que toda la vida que existe en el planeta, especialmente la vida humana, tuvo su origen en los mares. Por este motivo, pero también por otras razones de las que hablaremos ahora, la ballena ha sido un símbolo ancestral de la creación.
Muchos consideran que los pueblos del Ártico son los más atentos observadores de la Naturaleza, pues de ello dependen para sobrevivir en uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Y no puede ser por casualidad que los inuit (inupriaq) mantuvieran una relación muy especial con la ballena boreal, llegando incluso a decirse en una de sus leyendas que era la más espléndida creación que había hecho el Gran Espíritu.
Existen en torno a 90 especies diferentes de cetáceos o ballenas, entre los cuales debemos incluir a los delfines y a las marsopas, además de los cachalotes, las orcas, las ballenas piloto, los narvales, las ballenas jorobadas, y los mamíferos más grandes existentes en el planeta, las ballenas azules.
Todos los cetáceos tienen un orificio dorsal a través del cual respiran, el espiráculo; por lo que simplemente imitando la exhalación de las ballenas puede facilitar la liberación de tus propias energías creativas.
Las ballenas tienen una gruesa capa de grasa que no solo les permite aislarse del frío, sino que utilizan también como almacén de energía; hecho que indica que la ballena puede enseñarte el mejor modo de aislarte y de dosificar el uso de tus propias energías creativas.
Otra característica de las ballenas es que ahorran oxígeno bajo el agua merced a la reducción del flujo de sangre en aquellas zonas de su cuerpo donde no es esencial, facultad que viene a demostrar que las ballenas disponen de un conocimiento ancestral sobre el uso con distintos propósitos de la fuerza creativa de la respiración.
La mayoría de los cetáceos se pueden distribuir en dos categorías, las ballenas dentadas y las barbadas. Las ballenas dentadas tienen, como su propio nombre indica, dientes afilados que utilizan para atrapar y devorar peces, calamares y otros animales marinos, pudiendo incluirse en este grupo a los cachalotes, a las ballenas piloto, los delfines...
Normalmente, se congregan en manadas; pero lo más significativo de ellas es que han demostrado tener grandes capacidades de razonamiento, e incluso de pensamiento creativo, facultades que serían capaces de estimular en aquellas personas que las tienen como tótem.
Las ballenas barbadas no disponen de dientes, pero tienen en la boca unas placas óseas de queratina endurecida dispuestas en líneas, llamadas barbas o ballenas, a través de las cuales filtran el agua para ingerir el plancton o cualquier otro nutriente que pueda haber en el agua.
Las ballenas barbadas no disponen de dientes, pero tienen en la boca unas placas óseas de queratina endurecida dispuestas en líneas, llamadas barbas o ballenas, a través de las cuales filtran el agua para ingerir el plancton o cualquier otro nutriente que pueda haber en el agua.
La ballena jorobada, perteneciente a la familia de las barbadas, se caracteriza por sus maravillosos cantos, por los hermosos sonidos que emiten los machos durante la época de apareamiento y cuyas melodías cambian de año en año; de ahí que la ballena pueda enseñarnos a crear mediante el sonido y el canto, ajustándolos al momento, al lugar y al individuo.
De este modo, la ballena nos viene a decir que, si recurres a tus propios instintos creativos, podrás entonar tu propio canto en la vida.
Pero la vinculación de las ballenas con los sonidos creativos ancestrales se hace aún más patente en la extraordinaria sensibilidad de su dispositivo natural de sónar o ecolocación. Dado que el sonido es la fuerza creativa de la vida, y dado que la ballena puede enseñarte a dirigir el sonido y escuchar sus ecos, sus lecciones te pueden ser de gran utilidad para alcanzar los niveles ocultos de tu propia mente o, incluso, para acelerar la materialización de tus objetivos.
Las ballenas fueron en otro tiempo símbolo de contención, de ocultación e incluso de resurrección, siendo el relato bíblico de Jonás y la ballena un ejemplo patente de ello. Según el relato, Jonás estuvo en el vientre de la ballena durante tres días, tras los cuales emergió de nuevo a la vida como en un segundo nacimiento, convirtiéndose así en un símbolo de la resurrección. Del mismo modo, cuando profundizamos en nuestro interior y despertamos nuestra creatividad, nos capacitamos para volver a nacer, para resucitar, en nuestra propia vida, siempre y cuando apliquemos esa creatividad en el mundo exterior.
Las ballenas salen de cuando en cuando a la superficie, e incluso saltan y consiguen sacar su cuerpo por completo fuera del agua. De manera similar, las personas ballena deben salir de cuando en cuando de las aguas creativas para mantener el contacto con el mundo real.
¿No te estarás perdiendo en tu propia imaginación creativa? ¿No estás aplicando esa creatividad en el mundo exterior? ¿Te lo guardas todo dentro por temor a dejarlo salir?
Si así fuera, entonces es que ha llegado el momento de emerger a la superficie: exterioriza tu propia creatividad, no la reserves para ti solo.
Si las ballenas han aparecido en tu vida, convendrá que evalúes en qué medida estás haciendo uso o no de tu propia creatividad. ¿Estás simplemente imitando lo que otros ya hicieron antes, o estás construyendo algo nuevo sobre sus cimientos? ¿Estás aplicando tu intuición creativa a viejos procesos y fórmulas de vida? Pues esto, y solo esto, es lo que los dota de poder y de magia.
Recuerda que la ballena fue un regalo del Gran Espíritu al pueblo inuit, un regalo que les permitió sobrevivir en su gélido mundo. Era el más hermoso de todos los animales, pero también tenía usos prácticos. Así pues, la creatividad por la creatividad en sí no tiene nada que ver con lo que enseña la ballena. La ballena te permite acceder a grandes profundidades de inspiración creativa, pero con la intención de que aporte luz y color a tu vida exterior.
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