LAS 3 POTENCIAS, ORACIÓN PARA ALEJAR ENEMIGOS, TRAICIONES, CHISMES, ENVIDIAS

 

Las tres potencias venezolanas la forman María Lionza, el indio Guaicaipuro y el negro Felipe.
 
María Lionza vive en el folklore venezolano como una mujer fuerte y poderosa. El culto a María Lionza alcanza en la montaña del Sorte, Estado Yaracuy, su máxima expresión.

El Negro Felipe es el segundo después de la Reina María Lionza en conformar las 3 potencias dentro del Espiritismo siendo él, el consejero principal de la Reina, junto al Cacique Guaicaipuro el guardia, Cacique de los teques, pueblo aborigen asentado en la actual región de Caracas (Venezuela), que ofreció larga resistencia a la conquista española en la segunda mitad del siglo XVI.
 


ORACIÓN

Oh! dulce y milagrosa María Lionza,
dechado de belleza y bondad,
que con Guaicaipuro, vigoroso, cacique,
vencedor de cien batallas
y el cerebral y poderoso Negro Felipe,
formáis una trilogía de poderes sobrenaturales:

Con la mayor devoción y anhelo
os ruego calméis mi existencia
para que la vida me sea llevadera,
alejando de mi senda
enemigos y envidiosos,
criminales y ladrones,
traicioneros y chismosos,
tramposos y embaucadores
y en cambio me vea rodeado de mis amigos
desinteresados, bondadosos y altruistas
y consejeros acertados.

Os doy de antemano las gracias
pues confío en vosotros
y se que mi pedido será escuchado
y sin demora concedido.

Amen

Repítase tres veces
acompañándola de un Padre Nuestro.

Yara, o María Lionza como se la conocía después, era una princesa indígena. Era la hija de Yaracuy, el jefe de la tribu Nivar, la nieta del Jefe Chilua y la bisnieta del Jefe Yare, todos grandes guerreros y líderes.

El nacimiento de María Lionza debe haber ocurrido alrededor del año 1535 en el estado que hoy lleva el nombre de su padre.

El chamán de la aldea había predicho antes de que naciera Yara que si una niña nacía con extraños ojos de color verde acuoso, tendría que sacrificarse y ofrecérsela al Maestro de las Aguas, la Gran Anaconda, porque si no, eso llevaría a La ruina y extinción de la tribu nívar.



Sin embargo, su padre no pudo sacrificarla, por lo que escondió a la niña en una cueva de la montaña, con 22 guerreros para vigilarla y evitar que se fuera.

También se le prohibió mirar su imagen reflejada en el agua.

Pero un día, sus guardias se pusieron misteriosamente a dormir y la hermosa joven salió de la cueva y caminó hacia una laguna, donde miró hacia el agua y vio su reflejo por primera vez.

Cautivada por su propia imagen, no pudo moverse, pero su presencia despertó al Maestro de las Aguas, la Gran Anaconda, que emergió de las profundidades, se enamoró de la niña y se acercó para llevársela.

Cuando ella resistió sus avances, la anaconda se tragó a la niña, pero de inmediato comenzó a hincharse, obligando al agua a salir de la laguna, inundando el pueblo y ahogando a la tribu.

Finalmente, la anaconda estalló y María Lionza fue liberada, convirtiéndose en la dueña de la laguna, el río y las aguas, la protectora de los peces y más tarde de todas las plantas y animales.

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