Durante el período en que la Muerte Negra (peste) devastó Europa entre 1346-1349, los fieles católicos invocaban continuamente a los santos contra la plaga y la muerte súbita. Entre ellos se encontraban aquellos que, un siglo después, serían conocidos como los Catorce Santos Auxiliadores. A los mismos se les reza en grupo pues se considera que si los 14 suman su poder, no existe causa que no pueda ser resuelta por ellos.
ORACIÓN
Humildes y misericordiosos Santos Auxiliares
consejeros y ministros de este mundo
bajo la suprema autoridad del Padre Eterno,
Dios e Hijo y Dios Espíritu Santo,
mandadnos un reflejo de luz celestial
como mandasteis vuestra gracia
a aquel perverso arrepentido
que dio pan a los pobres hecho carbón.
Como a Cipriano y a Justina
por su maldad y hechicería,
como a la Magdalena por su libertad,
como a San Dionisio por compadecerse
de Nuestro Señor en la Cruz,
como a la Verónica por secar su rostro
cuando Nuestro Señor Jesucristo se encontraba
invalido llevando la Santa Cruz.
Espero que limpiéis las puertas de mi casa
como las almas que van al cielo
y entre ellas la mía.
A ti, Dios y Padre Eterno
te reconocemos y veneramos,
líbranos de todo enemigo visible e invisible
que estorbe el paso por este camino,
a donde voy a cumplir la misión
de toda persona honrada,
que es el plan en demanda de trabajo
para ganar mi sustento con ardor de mi frente.
Espero en ti, Santa Bárbara,
que toda ferocidad y traición injusta
que se trame contra mi,
la esperes en la punta de tu celestial espada
y apartes de mis alrededores
la miseria que mis enemigos envidiosos
arrojen a mis puertas
para perturbar mi salud
y mi buena gracia de Dios.
Entable la guardia de San Miguel
y rechace al enemigo Luzbel
que siempre sucumbe debajo de sus pies,
domina esa mala lengua de...
(puedes decir el nombre de una persona)
como Santa María dominó las fieras.
Venga por este camino el Ángel de mi Guarda,
Dios delante, atrás la salud,
mi suerte a donde llegue,
con esto me bastará.
Si trabajo busco, trabajo encontrare,
si algo se me pierde,
a San Antonio me encomendaré,
que tres credos le rezaré,
lo que yo desee, muy pronto lo he de ver.
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
tres credos a la Santísima Trinidad
y un Padre Nuestro rezaré en vuestro honor.
Amén.
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