ORACIÓN
Glorioso San Cristóbal,
cuyo bello nombre significa "portador de Cristo",
y que es el resultado
del maravilloso acto que realizaste
al llevar al Niño Jesús
sobre tus poderosos hombros
para atravesar el peligroso río
en el que prestabas tu ayuda desinteresada
a la gente que necesitaba tu servicio.
Enséñame hoy a
ser un verdadero portador de Cristo
y ruega por mi para que Jesús
siempre esté conmigo.
Querido santo mío, te ruego
que como patrono de los conductores
me protejas en todos mis viajes,
dándome una señal de advertencia
si hay peligro cerca de mi
y que pueda detenerme en mi trayecto
mientras el camino esté despejado.
Llévame a salvo a mi lugar de destino,
como llevaste a Cristo sobre tus hombros,
y protege también a todos los conductores
evitando accidentes y desgracias.
San Cristóbal, escucha mi oración,
mantenme en tu cuidado amoroso
cualesquiera que sean los peligros del camino,
inspirándome precaución y atención.
Ruega a Dios por mi
para que me otorgue su bendición en este viaje,
y que pueda tener en la seguridad,
de finalizarlo con éxito y sin sobresaltos.
Amén.
San Cristóbal es uno de los 14 Santos Auxiliadores. La historia de su conversión es asombrosa.
El santo, nacido con el nombre de Reprobus, era un pagano lleno de orgullo por su inmensa altura y sus enormes músculos. Contrató sus servicios a un rey pagano que era un siervo de Satanás. Al escuchar al rey hablar de la "grandeza" del demonio, Reprobus se asombró al ver que el rey se bendijo a sí mismo ante la mención del Nombre Jesús. El rey entonces dijo que este Jesús era más poderoso que Satanás y que lo había conquistado con su Cruz.
Reprobus terminó buscando el consejo de un santo monje sobre la cuestión del poder de este Jesús. Fue golpeado por la gracia y el monje lo instruyó en la Fe. Después de bautizarlo, le dijo que fuera a las orillas de cierto río, se construyera una cabaña, orara y usara su fuerza para ayudar a las personas a cruzar el río donde no había ningún puente.
Todos conocemos la siguiente parte de la historia. Un niño viene y le pide a Reprobus que lo lleve a través del río. El Niño, a mitad de camino, se puso tan pesado que el portador gigante le preguntó qué estaba pasando. El niño respondió:
“Tú estás llevando en tus hombros al Hijo del Creador del cielo y de la tierra. Soy Jesucristo, tu Rey y Señor, y de ahora en adelante serás llamado Cristóbal (portador de Cristo).
Con un celo renovado, Cristóbal regresó a su lugar de nacimiento en Lycia (Turquía) y allí predicó la Fe donde convirtió a 48,000 personas (según San Ambrosio).
El cruel emperador Decio, habiendo oído hablar de esto, envió a cuatrocientos soldados para arrestar a Cristóbal. Sin embargo, en lugar de apoderarse de él, ellos mismos se convirtieron.
Finalmente, Cristóbal fue capturado y encarcelado, y allí fue terriblemente torturado. A pesar de las torturas, ni el fuego ni las flechas pudieron matarlo. Finalmente, entregó su alma a Dios después de ser decapitado.
Sucedió en el año 250.
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