Encontrarás la ayuda y protección incondicional de Santa Margarita, una de los 14 Santos Auxiliadores, en caso de: parto, mujeres embarazadas, personas moribundas, enfermedad renal, campesinos, exiliados, personas falsamente acusadas.
ORACIÓN
Santa Margarita, santa virgen y mártir,
conservaste fielmente el manto
de santa inocencia y pureza,
resistiendo valientemente todos los halagos
y los atractivos del mundo
por el amor de tu Divina Esposo, Jesucristo.
Ayúdame a vencer todas las tentaciones
que vayan en contra de todas las virtudes.
Ayúdame a permanecer firme
en el amor de Cristo para preservar
los regalo que diariamente nos otorga Dios.
Implícame la gracia de la perseverancia,
en la lucha contra las dificultades,
y la huida de las ocasiones de pecado.
Finalmente, te ruego que obtengas para mí
la gracia para la que solicito tu intercesión,
pues siendo tan querida de Nuestro Señor
gracias a ti no podrá negarse a concedérmela,
y es de vital importancia para mi
que atravieso por aflicciones y penas.
(Suplicar por la gracia o necesidad)
Reza por mi, para que en el Cielo pueda
"seguir al Cordero donde quiera que vaya".
Amén.
Oh Dios, concédenos a través de la intercesión
Oh Dios, concédenos a través de la intercesión
de tu santa virgen y mártir, Margarita,
las gracias necesarias para solucionar
todos nuestros conflictos y aflicciones,
observar cuidadosamente la Santa Ley del Cielo,
en nuestro estado de vida y vencer las tentaciones
del mundo, el diablo y la carne,
y así escapar de los castigos de la condenación eterna.
Amén.
Santa Margarita fue otra víctima de la persecución a Diocleciano. Nació en Antioquía y fue criada por una católica enfermera devota, quien, según un relato, cuidaba ovejas.
Cuando ella regresó junto a su padre pagano, al escucharla testificar sobre su fe y su voto de virginidad, se sintió muy disgustado.
Un prefecto de la ciudad, Alybrius, se enamoró de Margarita y trató de convencerla de que se casara con él. Cuando ella se negó y dijo que estaba dispuesta para servir al Rey del Cielo, él la llevó a su corte y trató de persuadirla, incluso citando la Biblia, acerca de su "Dios crucificado".
Margarita respondió: "Los libros de los cristianos no mientes y en ellos creo: el Crucificado se levantó al tercer día y Él ascendió al cielo".
Con esta reprensión, el prefecto comenzó su tortura, y amarrándola a un estante y la perforó con ganchos de hierro. Entonces, mientras aún vivía, la arrojó a la cárcel para que muriera.
Allí, una luz celestial apareció y un visitante celestial llegó y la curó de sus heridas.
Alybrius al ver sus heridas curadas no se conmovió. La torturaron de nuevo con antorchas encendidas. El fuego no le hizo daño y muchos, al presenciar este milagro, se convirtieron.
Finalmente, fue decapitada. Esto ocurrió en el año 304.
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