Tanto en los mitos como en las tradiciones populares, el oso ha sido siempre un símbolo de gran poder, pues en ellos abundan los relatos de personas que se convertían en osos, de osos que se convertían en seres humanos, y de dioses osos, alimentando la imaginación de la humanidad hasta el punto de darle su nombre a una constelación, la Osa Mayor.
Las siete estrellas más brillantes de esta constelación componen uno de las figuras celestes más conocidas del hemisferio norte, el Carro, y enlazan con los siete grandes rayos de luz de la Divinidad. Pero el oso dispone también de una simbología lunar, lo cual lo vincularía con el subconsciente e incluso con la mente inconsciente.
Se le asoció con Diana, diosa romana de la luna, y fue también símbolo alquímico de la nigredo de la materia prima, que guarda relación con todo estado inicial y con los instintos primarios.
Al igual que las aves, los nativos americanos consideran al oso como un pariente cercano de los seres humanos, debido a que pueden caminar sobre dos patas. Pero, además, muchos ecologistas piensan que el oso y el lobo son los últimos símbolos auténticos del mundo natural primigenio, y creen que, dependiendo del modo en que los seres humanos traten a estas dos especies, se sabrá si realmente la humanidad está dispuesta a preservar el medio ambiente y los recursos naturales de la Tierra.
El oso es el más grande de los carnívoros, si bien no solo come carne. En realidad es omnívoro, y se alimenta indistintamente de plantas, frutos y carne, aunque consume menos carne que otros carnívoros más pequeños, como el zorro.
En contra de lo que cree la mayoría de las personas, los osos no hibernan realmente, pues sobreviven al invierno en gran medida gracias a la grasa acumulada; pero su temperatura corporal no desciende demasiado (alrededor de 13 grados) y su ritmo respiratorio se reduce a la mitad, estando la profundidad de su sueño en función de la cantidad de grasa acumulada durante el verano. Por tanto, el oso puede enseñar a quienes le tienen como tótem a buscar en su interior los recursos necesarios para la supervivencia; es decir, puede descubrirte tus reservas internas de energía, incluso aquellas a las que nunca habías accedido por no saber ni que existían. Por tanto, meditar y trabajar con el oso te permitirá entrar en la guarida de tu alma, en tu santuario interior, cuando necesites respuestas.
Durante el sueño invernal, los riñones del oso negro se desconectan por completo, y los científicos están investigando este hecho con la esperanza de hacer hallazgos que permitan perfeccionar los trasplantes de riñones. Evidentemente, los médicos estarían encantados si encontraran el modo de replicar el funcionamiento orgánico de los riñones del oso, pues de ese modo los riñones de un enfermo dispondrían de tiempo para sanar. Esto es algo de lo que nos puede aportar la medicina del oso. Los riñones cumplen una función vital en el organismo, excretando la orina y filtrando el plasma sanguíneo; de ahí que, desde un punto de vista metafísico, los riñones sean símbolo del discernimiento y la discriminación.
Así pues, si el oso se te ha aparecido en tu vida, hazte unas cuantas preguntas: ¿Has anulado tu juicio, o lo ha hecho la gente que te rodea? ¿No estás siendo capaz de reconocer las cosas buenas de la vida? ¿No estás viendo la pepita de oro que se esconde en cualquier situación, por dura que sea? ¿Estás siendo demasiado crítico contigo mismo o con los demás? ¿O lo estás viendo todo de color de rosa? La medicina del oso te puede ayudar a profundizar para que puedas tomar tus decisiones desde una posición de poder.
A pesar de su tamaño, los osos son sorprendentemente rápidos. Por ejemplo, tanto el oso negro como el oso pardo pueden alcanzar velocidades de entre 55 y 65 kilómetros por hora en distancias cortas. Por otra parte, todos los osos, incluido el oso polar, son capaces de trepar, a no ser que el tamaño del árbol les disuada. De hecho, siempre se les ha vinculado a los osos con los árboles, y en muchos documentales de naturaleza hemos visto a los oseznos subidos en las ramas y a los osos adultos rascándose la espalda contra los árboles.
Pero, además, existen incluso «árboles de osos», que son aquellos que un oso marca con sus garras para delimitar su territorio a lo largo de los senderos por los que suele pasar. El árbol es también un símbolo antiguo y poderoso, pues es una antena natural que conecta los Cielos con la Tierra. Evidentemente, cada especie de árbol tiene sus propios significados pero, en general, el árbol representa el conocimiento, y es símbolo de fertilidad, de todo aquello que crece.
Así pues, del mismo modo que el oso te enseña a interiorizar y despertar tus potencialidades internas, el árbol viene a sugerirte que saques al mundo exterior todo aquello que has despertado en tu interior y que lo apliques; es decir, que hagas tus marcas territoriales.
Todo aquel que tenga al oso como tótem debería de mantener activo a su osezno interior y trepar a los árboles de vez en cuando, aunque solo sea para obtener una perspectiva más clara. Sin embargo, si tienes al oso como tótem, convendrá que no te escondas demasiado, que no pretendas hibernar durante todo el año, y que asumas que tienes que salir de tu guarida; una sugerencia que se refleja incluso en el proceso de parto de esta especie, pues las hembras dan a luz mientras se hallan en sueño profundo, en las fases de semihibernación. Normalmente, tienen dos oseznos, a veces tres, y nacen semiinconscientes y totalmente indefensos, siendo amamantados durante todo el invierno en la seguridad y el calor de la osera.
Con la llegada de la primavera, la osa y los oseznos salen de su guarida, siendo para entonces los oseznos suficientemente fuertes como para seguir a su madre. Todo este proceso es tremendamente significativo para quien trabaja con el tótem del oso, pues te indica que debes sumergirte profundamente en tu interior, que debes pasar recluido determinados períodos de tu vida, durante los cuales puedes dar a luz dos o tres ideas o proyectos, que alimentarás durante el invierno para, llegada la primavera, volver a emerger al exterior con tus creaciones.
A las personas que tienen al oso como tótem les parecerá bastante natural este ciclo de semihibernación y reclusión, y descubrirán asimismo que, con la llegada de la primavera, se les presentan oportunidades para expresar aquello que han estado alimentando durante los meses de invierno. Sin embargo, las personas oso deberían de ser pacientes, puesto que los oseznos permanecen con la madre hasta dos años, lo cual podría indicar que aquellos proyectos que estuviste alimentando quizás no lleguen a su pleno desarrollo hasta el segundo año del ciclo.
El oso es un pariente lejano del perro, pero, curiosamente, está aún más estrechamente emparentado con el mapache. No obstante, su propia rama evolutiva ha dado lugar a diversas y ciertamente diferenciadas especies. El oso más común en Estados Unidos es el oso negro, en España el Oso Pardo, nombre que quizás no sea el más apropiado, porque no todos los osos negros son negros, pudiendo ser pardos, color canela y algunas combinaciones más. Son osos a los que les encanta jugar, tanto en su infancia como en la edad adulta, y esto es algo que no deberían olvidar los que tienen al oso como tótem.
Si nos atenemos al tamaño, el más grande de la familia de los osos es el oso Kodiak, una subespecie del oso pardo al que parece gustarle la vida en soledad.
El oso pardo tiene fama de ser muy fuerte y feroz, y si bien es cierto que es bastante fiero, no es agresivo por naturaleza. Pero, con mucho, el más hábil cazador de la familia es el oso polar, que es completamente blanco y parece desconocer el miedo, y que pasa por ser el más carnívoro y agresivo de todos los miembros de su especie. Se halla en la cúspide de la cadena alimentaria, y no tiene otro enemigo, salvo el hombre. Se alimenta en gran medida de focas, por lo que quienes tengan al oso polar como tótem deberían estudiar también las cualidades de la foca.
A los osos, sea cual sea su especie, les encanta el endulzante natural de la vida, la miel, que obtienen de las colmenas que cuelgan de los árboles, hecho que nos lleva a vincular de nuevo a los osos con los árboles, y que debería recordar a quienes tienen al oso como tótem la necesidad de sumergirse en su interior para despertar sus potencialidades, pero con la intención de llevarlas después al mundo exterior y aplicarlas, para así poder probar la miel de la vida.
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