ORACIÓN A LA MADRE SETON PARA PEDIR POR LA EDUCACIÓN Y UN FUTURO PROMETEDOR DE LOS HIJOS

 
“El primer fin que propongo en nuestro trabajo diario es hacer la voluntad de Dios; en segundo lugar, hacerlo de la manera que él lo desee; y en tercer lugar, hacerlo porque es su voluntad ”. 
 
- Santa Isabel Ann Seton.
 
ORACIÓN
 
Santa Madre, Elizabeth Ann Seton,
tu eres una santa de nuestros días.
 
Gloriosa Madre Seton,
eres una mujer de fe,
para los momentos de duda y de incertidumbre.
 
Santa Elizabeth,
 eres una mujer de amor,
para un tiempo de frialdad y división.
 
Eres una Mujer de esperanza,
para estos tiempos de crisis y desaliento.
 
Bendita Madre Seton, hoy recurro a ti
para pedirte por mis hijos,
para que estén siempre protegidos,
para que sean capaces de aprovechar sus estudios
y conseguir un futuro prometedor.
 
Desvía a mis hijos de los caminos equivocados,
aléjalos de los peligros y de las malas compañías,
no dejes que caigan en los vicios,
en las adicciones, en la violencia.
 
Tu que supiste dar una ejemplar educación
tanto a tus hijos como a tus alumnos,
eres la especial santa que puede conseguir
que puedan labrarse un buen porvenir,
un trabajo digno, honesto y gratificante.
Inspíralos santa madre Seton.

Señor Dios, que bendijiste a Elizabeth Ann Seton
con dones de gracia como esposa y madre,
educadora y fundadora,
para que pudiera pasar su vida
al servicio de Tu pueblo.

A través de su ejemplo y sus oraciones,
podemos aprender a expresar  nuestro amor por ti
en el amor que sentimos por nuestros semejantes.

Tu llamaste a Elizabeth Ann Seton
para ser un instrumento de tu misericordia amorosa.

A pesar de la pérdida y el dolor,
ella fue un ejemplo de esperanza y amor,
permite que sea ella la protectora
 de nuestros amados hijos.

Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo,
nuestro Señor y Maestro.
Amén.
 

Un Pastor y un Redil

Juan XXIII elevó a los altares a la Madre Isabel Ana Seton, primera mujer norteamericana que alcanzó el titulo de beata en la Iglesia Católica y posteriormente el 14 de Septiembre de 1975, el Papa Pablo VI la canonizó, convirtiéndose en la primera santa católica nacida en los Estados Unidos de Norteamérica.
 
Este hecho se presta a reflexiones, ya que el gran objetivo de la Iglesia actual es atraer a su seno a toda la familia cristiana, tendiéndole amorosamente los brazos.
 
"Habrá un solo redil y un pastor", dicen las Sagradas Escrituras.
 
Isabel Ana Seton fue educada en las ideas de una familia que practicaba el episcopalismo, doctrina aceptada por la sociedad de su tiempo en Nueva York. Pero fue acendrando su religiosidad a medida que pasaba el tiempo, y pronto encontró afinidades con la doctrina católica, la cual finalmente abrazó, entregándose a ella en cuerpo y alma.
 
Para esta conversión gradual influyó la familia Filicchi, católicos italianos que entablaron una entrañable amistad con el matrimonio Seton.
 
Por circunstancias providenciales, los Seton decidieron partir hacia Italia, en compañía de los Filicchi. Allá se extinguió la vida del señor Seton, esposo de Isabel Ana, cuya salud había ido minándose hasta producir el fatal desenlace. Una vez sola, Isabel Ana abandonó sus antiguas creencias, y abrazó, como se ha dicho, la fe católica. Con ella regresó a los Estados Unidos, donde inició conversaciones con diversos obispos, quedando resuelto su destino.
 
La enseñanza por la caridad fue uno de sus mayores anhelos. Poco a poco fue poniendo en práctica una idea que desde tiempo atrás le atraía poderosamente: la de fundar una Congregación de Hermanas de la Caridad, diferente de la Institución de San Vicente de Paul y de Santa Luisa de Marillac en cuanto a sus reglas, pero igualmente generosa y santa en sus esencias y espíritu cristiano.
 
Desde su conversión al catolicismo, Isabel Ana se encontró a sí misma, sintiéndose libre y satisfecha. Al recordar a su familia, debió haber pensado, sin embargo, cuántas virtudes cristianas similares había en ella.
 
Puede decirse que Isabel Ana empezó siendo un miembro de los hermanos separados, para reintegrarse finalmente al redil de San Pedro.
 
Vidas como la suya son las que iluminan de esperanza al mundo, y hacen pensar en la hermosa posibilidad de que todos se agrupen bajo un solo Pastor, siguiendo el propósito ecuménico que preconiza la Iglesia actual.
 
Isabel Ana Seton fue canonizada, para su mayor gloria y como reconocimiento a su bondad íntegra, que supo escoger el camino respetando el de los demás. A este respecto, puede afirmarse que su espíritu de tolerancia fue tal, que cuando volvió de Italia para fundar nuevamente una pequeña escuela, no pretendió convertir o modificar la conciencia del alumnado: prefería ganárselo con el ejemplo del amor, la caridad y la buena fe.
Su vida es un testimonio de generosidad, al mismo tiempo que una enseñanza de lo que puede la voluntad al servicio de los ideales superiores. Por otra parte, la modificación de sus creencias constituye un caso insólito en su medio y en su época.

 

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