La marmota es un roedor de madriguera perteneciente a la familia de la ardilla; tiene los dientes cincelados y vive en las lindes y los claros de los bosques, y es bien conocida por su habilidad en la construcción de túneles.
Simbólicamente, esto vendría a ser el reflejo de una capacidad para profundizar en alguna área de interés, por lo que no es extraño que aparezca la marmota como tótem cuando estamos a punto de iniciar algún tipo de estudio o investigación.
Pero, dado que la marmota tarda alrededor de dos años en llegar a la madurez, su aparición como tótem podría indicar que este empeño puede precisar de un par de años hasta que alcance su pleno cumplimiento; es decir, puede indicar dos años intensivos de estudio, profundización y elaboración.
La marmota construye elaboradas madrigueras, con salidas múltiples y salas de almacenamiento, y se pasa la mitad del tiempo bajo tierra. El «dormitorio» lo ubica siempre por encima del extremo más profundo del túnel en previsión de inundaciones, y tiene la peculiaridad de que entierra sus propios excrementos en unas cámaras aparte que cumplen la función de letrinas.
Las marmotas no son territoriales, pero eso no quiere decir que permitan que otras marmotas entren en su túnel, para lo cual señalizan que la madriguera está ocupada dejando algún excremento fresco en la entrada. De ahí la conveniencia entre quienes tengan a la marmota como tótem de dejar señales muy claras sobre los límites que desean que los demás respeten en su vida.
Las marmotas pasan por una verdadera hibernación, en la que se sumergen entre cuatro y seis meses, y para la cual engordan previamente de forma sustancial, hinchándose a comer desde principios del verano hasta finales del otoño. Después de esto, se hacen un ovillo en una cámara de la marmotera donde no lleguen los hielos, y comienzan a ralentizar sus procesos vitales, descendiendo su temperatura desde los 36 grados habituales hasta unos 4 grados, ralentizando el ritmo respiratorio hasta una respiración por minuto, y reduciendo el ritmo cardiaco desde los 110 latidos por minuto hasta alrededor de 4 o 5, con lo que se sumergen en un estado de inconsciencia del que despiertan normalmente a finales del invierno o principios de la primavera.
El proceso de hibernación tiene en sí un profundo significado, pues simboliza una muerte sin morir. En algunas culturas se han utilizado técnicas para inducir este tipo de estados en rituales simbólicos de muerte y renacimiento, y de ahí que la hibernación venga a reflejar un tiempo de iniciación.
El invierno es la estación del poder, pues es entonces cuando la marmota utiliza su más potente medicina, la hibernación. Pero también es un símbolo de plena apertura a los sueños, al profundo sueño invernal, que permite a la persona utilizar sus ensoñaciones de una manera más poderosa. Así pues, las personas que tienen a la marmota como tótem se encontrarán de pronto con que les resulta más fácil tener sueños lúcidos, especialmente durante el invierno; puesto que, toda vez que la marmota aparece, los estados alterados de la consciencia se hacen más claros e intensos, y los sueños adoptan una singularidad insospechada.
Multitud de chamanes, yoguis y místicos enseñan técnicas que permiten ralentizar el metabolismo del organismo, generando así las condiciones adecuadas para el trance, bien para facilitar una sanación, o bien para realizar viajes extracorpóreos; como el trance chamánico, que es una forma de trance en la que la persona logra abandonar el cuerpo (dejándolo protegido) y entrar en otras dimensiones con el fin de obtener determinada información.
Cuando la marmota aparece como tótem, se nos ofrece la oportunidad de explorar los estados alterados de la consciencia, y emergen las enseñanzas relacionadas con la muerte y las revelaciones acerca de este proceso.
La marmota dispone del conocimiento del control metabólico, y su medicina nos lleva a la inconsciencia para alcanzar el misterio de la muerte, sin tener que morir.
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