ZARIGÜEYA , TOTEMS DE ANIMALES MEDICINA

 

Un día que había tenido una serie de problemas laborales que me supusieron un tanto de mal humor, al llegar a casa y levantar la puerta del garaje, las luces del coche se reflejaron al fondo en un par de ojos. Era una zarigüeya que, al parecer, se había refugiado allí temporalmente.

Tomé una escoba e intenté sacarla del garaje, pero fue en vano; de modo que finalmente dejé la puerta del garaje abierta, con la esperanza de que se fuera ella misma, y me metí en casa, dándole vueltas todavía a mi disgusto. Alrededor de una hora más tarde, volví a salir para echar un vistazo al garaje, y vi que la zarigüeya había desaparecido; de modo que metí finalmente el automóvil en su sitio y fui a bajar la puerta.


Pero la puerta se detuvo tras recorrer 10 o 15 centímetros. Volví a tirar, pero fue en vano; la puerta seguía sin bajar.

Dado que ya era de noche, no podía saber si las ruedecillas sobre las que se asentaba se habían atascado o qué podría estar pasando; de modo que, finalmente, agarré el asa y tiré con las dos manos con todas mis fuerzas; y, entonces, la puerta cedió y comenzó a bajar. Y, en ese momento, la zarigüeya cayó desde la puerta del garaje sobre mi cabeza.

Debí dar un salto de dos metros, aunque no sé quién estaba más asustado, si yo o la zarigüeya. Al parecer, había trepado por encima de la puerta del garaje y se había metido de tal modo que impedía bajar la puerta.

La zarigüeya se fue como alma que lleva el diablo, después de rebotar en mi cabeza y despeñarse contra el suelo. Parecía tan confundida como yo, aunque parecía haber salido también ilesa. Por mi parte, intenté poner en marcha de nuevo el corazón y me eché a reír mientras entraba de nuevo en mi casa.

El enfado de unos minutos antes se había disipado; y entonces decidí que no iba a responder a quien me estaba desacreditando. Decidí que, simplemente, haría como las zarigüeyas, me haría el muerto, o el tonto, ante las habladurías.

Al cabo de varias semanas, los rumores habían cesado, y un buen número de llamadas telefónicas vinieron a confirmar que mi respuesta había sido la acertada. Nadie se había creído las palabras de aquella persona, e incluso aumentaron las solicitudes para que fuera a dar charlas o talleres. Así pues, la zarigüeya nos enseña el modo de utilizar eficazmente las apariencias; pues, a veces, es mejor «hacerse el muerto»; y, otras veces, es mejor levantar una fachada de un color determinado para salir con bien de una situación. Esto es lo que la medicina de la zarigüeya te puede enseñar.

 
Pero también te puede mostrar cuándo los demás están levantando fachadas falsas o tramando engaños. La zarigüeya tiene una energía arquetípica que nos permite recurrir a las apariencias positivamente y que nos permite saber cuándo los demás están generando falsas impresiones. En definitiva, la zarigüeya nos enseña a desviar la atención, o bien a atraerla, en función de nuestras necesidades.
 
Hay veces en que tienes que comportarte o actuar de una manera estratégica; quizás tengas que aparentar que tienes miedo, o que no lo tienes, con independencia de cómo te sientas; o quizás tengas que mostrarte sumiso, o quizás agresivo; o puede ser que tengas que mostrarte apático, o muy atento.
 
La zarigüeya es la actriz suprema, y las personas que se dedican a la interpretación o que necesitan aprender algo en ese campo no podrían hacer nada mejor que trabajar con este tótem.
 


La zarigüeya es un animal nocturno, además de ser el único marsupial de Norte América. Los marsupiales son aquellos animales que llevan a sus crías en una bolsa en el abdomen llamada marsupio. Cuando las crías nacen, están ciegas, pero son capaces de trepar hasta la bolsa inmediatamente después de nacer; y allí se quedan durante alrededor de un mes.
 
Cuando llega la primavera, cada vez que veo una zarigüeya atropellada en la carretera me detengo para comprobar si es una hembra y si lleva alguna cría en el marsupio; pues, aunque la madre haya muerto, las crías pueden sobrevivir dentro de la bolsa durante algún tiempo, aunque no demasiado. En el marsupio están situados los pezones, en número de 13 en la mayoría de las zarigüeyas; y, si bien en una camada pueden llegar a tener más de 13 crías, solo 13 podrán sobrevivir.
 
Y este número está cargado de simbolismo pues, aunque mucha gente lo relaciona con la mala suerte, es también un símbolo del gran sol en torno al cual los 12 signos del zodiaco giran. En definitiva, es el símbolo del sol interior.
 
En lo relativo a la estratagema de la zarigüeya de «hacerse la muerta» ante un depredador, la bolsa se convertiría así en un símbolo de la bolsa de los trucos del mago, de donde podemos extraer en cada momento aquello que más nos convenga; es decir es la bolsa de donde extraemos las apariencias adecuadas a cada situación.
 
Por otra parte, la leche de la madre es rica en calcio, dado que las crías necesitan de altas concentraciones de calcio; y de ahí que sugiera a los que tienen a la zarigüeya como tótem que se controlen los niveles de calcio.
 
La zarigüeya es bien conocida por su famoso truco de hacerse la muerta, que en realidad es un estado de shock autoinducido, en el cual el pulso desciende a niveles mínimos, el ritmo cardiaco se hace casi inapreciable, y el animal libera un aroma almizclado de muerte; de tal modo que, aparentemente, está muerto. Pero la zarigüeya puede entrar y salir de este estado súbitamente y, en gran medida, a voluntad; hecho que confunde a los depredadores, que, al ser tomados por sorpresa, no reaccionan a tiempo para impedir la huida de la zarigüeya.
 
Esta flexibilidad y soltura para cambiar de apariencia es lo que la zarigüeya puede transmitir a quienes la tienen como tótem.
 
Cuando la zarigüeya entra en tu vida, hazte unas cuantas preguntas: ¿Estás actuando, o estás a punto de actuar, de una manera inadecuada? ¿Necesitas remarcar tus apariencias? ¿Hay alguna persona que esté utilizando falsas apariencias contigo? ¿Necesitas desviar la atención de algo que estás haciendo? ¿Hay alguna persona que esté intentando desviar tu atención? ¿Ha llegado el momento de que rebusques en tu bolsa de los trucos y te inventes una nueva estrategia?
 
Aprender a simular y a actuar, pero con realismo, es la magia que la zarigüeya te puede enseñar.

 

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